DOS Y TRES DE MAYO DE 1808 EN MADRID POR GOYA EN 1814.
En el año 1807 entran las tropas de Napoleón en
España y obligan a abdicar a los reyes Carlos IV y María Luisa de Parma y, junto
con su hijo Fernando VII, los envía a Bayona. Nombra como nuevo soberano
español a su hermano José I Bonaparte y en 1808 Goya le jura fidelidad al
francés y este le encarga más tarde un retrato de él. El pueblo madrileño no
acepta al monarca impuesto y se alza en armas el dos de mayo contra las tropas
napoleónicas, cubriendo de sangre las calles madrileñas. Es el primer
alzamiento popular en la historia de España. Las tropas francesas sitian la ciudad
de Zaragoza, y del 15 de junio al 13 de agosto se produce el primer Sitio de
esta ciudad del Ebro y Goya acude a dar testimonio de los desastres producidos
por los invasores comenzando sus temas sobre la guerra.
En 1814 Napoleón y sus tropas abandonan España y
el 4 de abril Fernando VII declara abolidas las Cortes y la Constitución de Cádiz,
llamada "La Pepa" y restaura el absolutismo. En ese año Goya presenta
al Consejo de Regencia, el 24 de febrero, la solicitud para tratar los hechos
acaecidos en 1808 sobre la sublevación del pueblo de Madrid contra los
franceses y se le encargan las pinturas el 9 de mayo, por 1500 reales mensuales
más los gastos. El tema escogido fue: "El dos de mayo o la carga de los
Mamelucos" y "Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pio"
de Madrid, el 3 de mayo. Estas dos obras maestras universales, en que cierra el
ciclo de los desastres de la guerra con su violencia y muerte, no gustaron a
las autoridades y estuvieron en depósito en el Museo del Prado hasta 1872.
"EL DOS DE MAYO" o "La
carga de los Mamelucos" está compuesta de una forma tradicional. Goya
vuelve a recurrir a la perspectiva aérea y lineal para ubicar a la multitud en
la Puerta del Sol madrileña. Es complejo el movimiento de masas. Del caos hay
que crear armonía. Somete la superficie rectangular a un gran triángulo en cuyo
centro óptico sitúa la mayor violencia de la escena, la muerte a puñal de un
mameluco sobre su caballo blanco. El soldado viste con los colores de la
bandera francesa. Su caída hacia atrás es como si el estandarte del enemigo
hubiera sido tomado por el pueblo. El rojo del calzón irradia todo ese
cromatismo de violencia.
Crea una línea de fuga con el edificio de la
derecha, que es detenida o serenada por la masa ensombrecida del paisaje
urbano. En primer plano todo se mueve con violencia dentro de ese espacio. Las
curvas y las diagonales se entrelazan unas con otras. Pone al espectador desde
abajo, como si fuera un protagonista o el soldado caído y degollado del primer
plano, para que sienta toda la fuerza de este acontecimiento de violencia en su
mirada. Los edificios dan sensación de una serenidad agobiante. Mas que una ciudad
parece un espacio cerrado donde una multitud enloquecida se mata.
El segundo cuadro se titula "Los fusilamientos
en la montaña del Príncipe Pío" sucedidos el 3 de mayo de 1808. Esta
magistral pintura tenebrista narra la represión de los ejércitos de Napoleón
sobre la población civil. La composición es estática como si algo va a
explotar, con dos líneas de fuga que la componen los soldados con sus fusiles
que disparan sobre los detenidos. En primer plano yacen los cadáveres de los
fusilados, luego un grupo de pie junto a un hombre de camisa blanca, de pureza,
alza los brazos y grita, como la imagen de un Cristo crucificado. Otro grupo al
fondo se desespera y uno se tapa la cara para no ver la infamia. La montaña
hace de paredón y al fondo unas casas y una iglesia vuelven esta noche más
trágica. Un farol ilumina esta escena de muerte.
Para muchos estudiosos, Goya fue testigo directo de
las matanzas ocurridas en Madrid a la entrada de las tropas de Napoleón; su
hijo Javier vivía en la calle Tres Cruces, próxima al escenario de los hechos,
en Puerta del Sol. Otros opinan que el pintor llevó a los lienzos algunos
sucesos en los que estuvieron implicadas personas allegadas a él. En alguno de
los grabados de los Desastres de la Guerra escribe: "Yo lo vi ".
Carlos E. Barboza Vargas Teresa Grasa Jordán.
Miembros del ICOM-UNESCO. Archivo Barboza-Grasa.
Bibliografía: GOYA en el camino. Editado
por el Heraldo de Aragón en 1992.
Como siempre magnífico.
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