DIBUJANDO EN ROMA, SERMONETA, VENECIA Y FLORENCIA CON PLUMILLA-1973-74.
En el año 1973 hubo un
cambio radical en mi vida, había terminado mis estudios de Bellas Artes en la
Escuela de San Fernando, hoy Facultad, de Madrid. Había solicitado una beca de
la UNESCO para especializarme en la historia y restauración de la pintura mural
al fresco que se impartía en Roma y me fué otorgada. Aprovechando este traslado
a Italia, me casé con la pintora Teresa Grasa en Zaragoza antes de emprender el
viaje.
Teresa guardaba con
pasión la obra fotográfica de su padre Aurelio Grasa Sancho y sus cámaras.
Portaba la Leica M-3, una cámara de fotografía mítica, que comenzamos a usar
como instrumento documental y como cuaderno de viaje. Volví a reencontrarme con
la fotografía que había abandonado, pero esta vez con un ojo más profesional.
Entre los dos fotografiamos la piel de Italia por donde viajábamos.
Iniciado el curso en Roma,
las clases que se impartían trataban de su historia, los materiales a usar, la
técnica de realización y de la química aplicada en la restauración de la
pintura mural al fresco. Para demostrar mis conocimientos sobre cómo se pinta
un fresco, realicé un dibujo de gran tamaño con aires renacentistas. Preparé la
pared en el edificio en que se encontraba la Escuela en Vía San Michele, con
cal y arena de río gruesa, y luego apliqué sobre ésta una capa de cal y polvo
de mármol lisa y puse sobre el mortero húmedo el papel con el dibujo y lo calqué
con el mango de un pincel dejando su huella. A continuación pinté con pigmentos
diluidos en agua de cal, las figuras.
También viajábamos y nos
enseñaban in situ la pintura mural en iglesias y palacios, recorriendo la
historia y evolución de esta pintura en pueblos y ciudades italianas como son Orvieto,
Monterchi, Perugia, Florencia, Assis o Tarquinia. Viendo pintura mural de
Giotto, Miguel Ángel, Rafael, Mantegna, Piero de la Francesca, Perugino....
Finalmente nos trasladamos a Sermoneta, un pueblo medieval enclavado en el Agro
Pontino, al sur de Roma y cerca de Nápoles. Ahora teníamos que aplicar lo
aprendido restaurando la pintura mural que se encontraba en el Castillo
Caetani, el Monasterio de San Francesco, en el Hospital. Además de fotografiar
la evolución de nuestros trabajos en equipo sobre las diversas pinturas,
dibujaba los murales con sus giornatas, los desprendimientos de pintura
y el ataque de las sales en las mismas.
Para esas fechas,
utilizaba la plumilla con tinta china dibujando desde el Agro Pontino el pueblo
de Sermoneta en una colina, los rincones del pueblo, sus calles, los techos de
sus casas, los tejados del Castillo
Caetani, que fue rediseñado por el arquitecto Sangallo y que perteneció a la
familia Borgia y ahí habitó Lucrecia. Fué residencia de Papas y cuando lo habitábamos
durante el curso de restauración, pertenecía a la Familia Caetani, quienes nos
invitaban a los jardines de Ninfa en la llanura pontina. Fue un lugar atractivo de pintores del siglo XIX,
como lo fué para el pintor aragonés Francisco Pradilla.
Terminado el curso,
seguimos nuestro recorrido por las carreteras italianas en el Seat-600 hacía el
norte, visitando de nuevo Roma, Florencia, Vicenza, con los grandes murales de
los Tiépolo y Veronés, Bassano del Grappa, residencia de nuestra amiga la
restauradora Alda Bertoncello y finalmente Venecia con grandes pintores
muralistas como Tiziano, Veronés, Tintoretto......
En nuestro regreso a
España arribamos al puerto de Génova, donde embarcamos en el Canguro de la
Compañía Ibarra que nos trasportó a Barcelona. De ahí en el Seat-600 a Zaragoza
y luego Madrid. Muy similar al que hizo Goya en el siglo XVIII. En Madrid
pusimos en marcha el Taller Barboza-Grasa y continuamos con nuestro trabajo de
pintar, grabar, dibujar y restaurar. Teresa enseñaba estos nuevos conocimientos
en el Instituto de Restauración de Madrid.
Ahora que repaso estos
dibujos del año 1973, miro con nostalgia el uso de la plumilla o casquillo,
como le llamábamos en la Escuela, y que era un método para aprender a escribir
sobre el cuaderno llamado de Vida, que generalmente terminaba lleno de gotas y
algunas veces perdido de tinta, el dominar el uso de este noble instrumento
lleva años y en especial en la aplicación para el arte. Estos dibujos italianos
me sirvieron luego de bocetos para trabajar nuevas obras y hay un cambio en mi
forma de hacer, en especial en la temática, en la forma y el color.
Carlos E. Barboza Vargas.
Miembro del ICOM-UNESCO.
Archivo Barboza-Grasa.
Ver enlaces:
https://barbozagrasa.blogspot.com/2019/11/conservar-y-restaurar-pintura-mural-en.html
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