EL AVIADOR JULES VEDRINES EN HUESCA, EN
AGOSTO DE 1912, FOTOGRAFIADO POR AURELIO GRASA.
En el verano del año 1912 el aviador
francés Jules Vedrines, (1881-1919), viajó hasta Huesca para participar con
su avión en las Fiestas de agosto en honor de San Lorenzo, patrón de la ciudad,
realizando sus vuelos de exhibición en las cercanías de la capital, despegando
desde el Aeropuerto de Loreto. Llegó en su gran automóvil Hispano Suiza, que
causó la expectación de todos los presentes.
El joven Aurelio Grasa viajó
desde Zaragoza y fotografió la caravana de automóviles que partieron de la
ciudad y luego el evento deportivo con su cámara Goerz de placas de 9 x 12 cms.,
publicándose en el número del mes de agosto de la revista La
vida en el Campo, editada por Heraldo de Aragón, una colección
de cinco fotografías, formando un collage a toda página. Llevan el título y los
pies de foto siguientes: DE SPORT.
Vedrines en Huesca. Hacia el campo de aviación. Preparando el motor. Vedrines
después de un vuelo. Volando sobre las tribunas.
En el diario Heraldo de Aragón del día
11 de agosto de 1912, se publica una larga crónica de las Fiestas de Huesca y
sus diversas actividades, firmada por Martón y Ena, e ilustrada con una fotografía del fotógrafo
Francisco De las Heras, establecido en Jaca, quien cubría gráficamente todos
los acontecimientos de la provincia oscense.
En el apartado titulado Vuelos de Vedrines publicado en Heraldo
de Aragón, se explican todos los pormenores:
A las dos
de la tarde comenzó a despoblarse la ciudad. En autos, coches, carros, tartanas
de todas las épocas, ómnibus de Zaragoza, Huesca, Barbastro y de los pueblos
cercanos, a pie y a caballo la gente se dirigía al campo de aviación, ansiosa
de admirar nuevamente al hombre pájaro. …. A las cinco y cuarto fue sacado el
aparato del hangar. Reinaba fuerte viento molesto. Volará? Se preguntaba la gente. Mientras el mecánico
examinaba el aparato Vedrines conversaba animadamente con las autoridades y con
cuantos nos encontrábamos a su lado….
De pronto,
Vedrines subió al aparato y sin ayuda de
nadie y lo mismo que si dirigiera un automóvil, lo hizo correr por el suelo y
se elevó seguro funcionando admirablemente el pájaro. Dio dos vueltas alrededor
del aeródromo y efectuó magníficos virajes con una precisión verdaderamente
matemática. … En segunda vuelve a volar de nuevo elevándose a 300 metros de
altura hace caprichosas evoluciones, vira en redondo, y aterriza planeando en
el mismo sitio de salida. Nos dice Vedrines que desde las alturas presenta
magnifico aspecto el campo de aviación, calculando en 20.000 las personas que presencian los vuelos. Los
que conocen al aviador, dicen que es un excelente calculista.
Arrecia el
viento cuando Vedrines se dispone a realizar el tercer vuelo. Vedrines hace
jugar el aparato y se eleva a pocos metros y asusta a la gente porque vuela
sobre las cabezas, originando los sustos consiguientes. …. Al aterrizar el
entusiasmo del público llega ya al máximun. El alcalde, sr. Escuer, estrecha
las manos de Vedrines y le felicita cariñosamente en nombre de la ciudad.
Vedrines está contento. Da un Viva Huesca y sube a su automóvil regresando a
Huesca. Vedrines ha realizado los vuelos de hoy con el traje de calle, sin
careta ni nada….
Al contemplar las fotografías de Aurelio
Grasa podemos seguir el reportaje completo de la estancia en tierras
oscenses del intrépido piloto Jules Vedrines. Aurelio inicia la narración gráfica con un
alto en el camino para fotografiar a la caravana de automóviles que circula por
la carretera polvorienta que parte de Zaragoza hasta Huesca; uno de ellos lleva
la matrícula Z-94. Asimismo, vemos al piloto Jules Vedrines que llega al
campo de aviación conduciendo su automóvil Hispano Suiza, de
último modelo, quizás ya construido en la nueva fábrica que la afamada marca
española había instalado en Levallois Perret, en Francia en 1911. Parece ser un
modelo realizado a medida según las directrices de su propietario, pues tiene
unas características en cuanto a la amplitud de las plazas de los acompañantes
que supera las usuales en esos modelos que suelen ser biplazas. Alfonso XIII dio su nombre a este modelo de
potente motor que utilizaba para competir en las incipientes carreras de
automóviles. Vedrines va acompañado de
varias personas que van sentadas en unos asientos realizados con tablones de
madera, colocados tras el asiento del conductor.
Siguiendo el hilo narrativo del redactor
gráfico vemos gráficamente el hangar, donde guarda Vedrines su avión, esa
caseta realizada con tablones verticales de madera, entre los que se filtra la
luz del atardecer, creando una escena de magia. Apreciamos al piloto sonriente
y confiado, con su gorra de cuadros, vestido de calle, tal como nos
cuenta Martón, y al mecánico ajustando el aparato, un monoplano Deperdussin,
con motor Gnôme de 100 HP., que tiene 6,25 m de largo y 7 metros de
envergadura. Unos pocos privilegiados comparten experiencias con el piloto,
algunos también compartían su automóvil.
A continuación, contemplamos a los
numerosos asistentes al acontecimiento, dispuestos tras unos cordones tendidos
por la Guardia Civil. Hay postes con banderas y los niños y los mayores van
vestidos con sus mejores galas, dispuestos a contemplar las exhibiciones del
afamado piloto. Tras los preparativos iniciales, vemos a Vedrines deslizarse por el campo de aviación, luego ya
en el aire realizando sus vuelos y en otra imagen apreciamos el aparato a muy
baja altura, sobre el público asistente ya muy próximo a aterrizar. ¿Ese ese el
momento en que el periodista dice que asustó a la multitud?
Y luego, aparece Vedrines saliendo
exultante y sonriente de su aparato, corriendo hacia el fotógrafo, dando por
finalizada la exhibición. La foto está tomada muy de cerca, con un punto de
vista muy bajo por lo que se agranda la imagen del deportista.
Esta colección de imágenes
fotográficas de Aurelio Grasa son especialmente interesantes ya que muestran
gráficamente los últimos avances tanto en aviones como en automóviles y lo
puesta al día que estaba la ciudad de Huesca, a la par que las más importantes
ciudades españolas y europeas pues presentaba las actividades deportivas más
innovadoras.
En este mes de junio del año 2022 se
cumplen cincuenta años de la muerte de Aurelio Grasa Sancho el 30 de junio de
1972. Y sus fotografías de Jules Vedrines realizadas en 1912, alcanzan los 110
años de edad. Su obra fotográfica, llena de pasión y técnica prevalece y cada
día se descubren nuevas facetas de su trabajo gráfico, pionero, incisivo y
descriptivo. Sus fotografías constituyen un testimonio gráfico del acontecer
humano en Aragón y forman un reportaje de gran valor artístico, fotográfico y etnográfico. Deseamos que con las imágenes de
Aurelio Grasa de estos vuelos de Vedrines, siga volando su obra fotográfica y
cada día se abran nuevos espacios a la imaginación y a la superación de
fronteras.
Teresa Grasa Jordán Carlos
Barboza Vargas
Archivo Fotográfico de Aurelio Grasa Archivo Barboza Grasa
Ver enlaces:
https://barbozagrasa.blogspot.com/2021/04/la-i-semana-de-la-aviacion-en-zaragoza.html
https://barbozagrasa.blogspot.com/2021/11/aurelio-grasa-fotografiando-frey-y.html

Precioso!!!
ResponderEliminarQue vidas tan interesantes las del aviador y las del fotógrafo
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