CON EMILIO GASTÓN
SANZ, (1935-2018) EN ZARAGOZA Y EN HECHO
El joven abogado Emilio Gastón Sanz era muy querido por Aurelio Grasa y María Jordán, que lo apreciaban mucho por
ser familia y les correspondía asesorándoles en temas jurídicos. Su padre,
Rafael Gastón Burillo y sus hermanas, Emilia, Inés y Carmen descendían del Valle de Hecho, pueblo del pirineo
aragonés. Cuando me casé con Teresa Grasa hace cuarenta y cinco años, entré a formar
parte de este núcleo familiar y con sus tías, en especial Inés y Emilia,
esperantistas, tuve mucho trato y me
regalaron una edición del Quijote traducido al Esperanto, el cual conservo.
También recuerdo el sabor agradable de su
licor de leche que fabricaban y que me obsequiaban cada año. Teresa y yo
empezamos a ir a la casa materna de Hecho, denominada Casa Blanco, sucesora de la primera Casa Marraco, y las tías de Emilio poseían la Casa Gastón. En los veranos coincidíamos con Emilio y Mariví Nicolás, quien se convirtió en una
buena poetisa en cheso. Una noche del
año 1975 nos reunimos en la Casa Gastón con Emilio y Pedro Tramullas; éste último nos explicó su idea de crear un
Museo de Escultura al aire libre en el Valle de Hecho. Nos pareció una idea coherente e innovadora y al día
siguiente empezamos a trabajar para
buscar financiación. Teresa y yo vivíamos en Madrid y desde allí colaborábamos
aportando al Simposium amigos escultores.
En el año 1976 fundamos la
Galería de Arte Costa 3 en Zaragoza. Emilio era un asiduo visitante a nuestras
exposiciones y en 1980 expusieron los
escultores del Simposium de Hecho, denominados
Grupo Siresa. Emilio aportó una Cabeza de Joaquín Costa que
su amigo Pablo Serrano donaba al pueblo de Hecho para su realización en piedra; espero
que se llegue a realizar el sueño de Gastón-Serrano. En 1987 es nombrado
Justicia de Aragón con el acuerdo
unánime de las Cortes de Aragón, ejerciendo el cargo hasta 1993, siendo el
primer Justicia de la época democrática en Aragón y España. En Costa Rica, la
Asamblea Legislativa en 1985, quería crear
una Figura jurídica que defendiera los derechos de los ciudadanos
costarricenses, un Defensor del Pueblo. Y se hizo un proyecto basado en la Ley
del Defensor del Pueblo español, del 6 de abril de 1981. Entre los impulsores
de esta ley se encontraba mi amigo, el
jurista y diputado de la Asamblea
Legislativa, Gerardo Trejos, quien fue antes Viceministro de Relaciones
Exteriores del país. Cuando nos vino a
visitar con su mujer Gloria Mazarredo,
tenía gran interés en conocer a Emilio Gastón e
intercambiar ideas sobre la Institución del Justiciazgo. Tuvimos una
tarde muy agradable en casa de Emilio.
En 1992 se aprueba la Ley en la Asamblea Legislativa y entra en vigencia
el 10 de marzo de 1993. Se reforma luego mediante la ley del 18 de julio de 1994
y actualmente se llama Defensoría de los habitantes de la República de Costa
Rica.
Como éramos vecinos del Paseo Constitución y guardábamos el coche
en el mismo garaje, la familiaridad continuó, encontrándonos junto con Mari
Carmen Gascón, en algunos de los múltiples actos a los que asistía, como eran
la Feria del Libro en Zaragoza o en las exposiciones o en Hecho, ahora como
escultor, actividad artística que inicia en el año 1991, exponiendo en el año
1996 su obra. Pero en el fondo, lo que
siempre fue, es poeta. Amante de las
montañas que convertía en poesía, en el valle de la Reclusa frente a Peña
Forca, y en esta soledad y silencio, encontraba su mundo interior. Lo demuestra
en su primer poema publicado en febrero de 1963, en la colección Poemas,
número cinco, dirigida por Guillermo Gúdel, de la Peña Niké de Zaragoza. Y nos dice Emilio:
PROSEQUAMUR
MEDITANDO
Abro con negligencia mis armarios roperos
del recuerdo…
y me pongo el corazón que más me gusta.
Pero no es más que pura debilidad.
Y es que los corazones, los recuerdos,
las ilusiones, las esperanzas….
Tienen su estante de alma en el armario
como los lapiceros, los zapatos, las guías
telefónicas y el traje.
El corazón a cuadros de la tercera percha
saltó en gritos patrióticos un día.
Aquel desparramado por la luna, conserva las
ingenuas
cicatrices del pequeño amoreo que soñaba.
Por encima de todas estas cosas. De los
gritos
patrióticos incluso….
Está el chillido tierno y humanísimo de la
joven
amante recién inaugurada para siempre.
……
Yo:
Vuelvo a abrir mis armarios….
Y entrego totalmente mi corazón (latido por
latido)…
Para una rebeldía soñadora de todos
Los españoles del mundo.
(Sigamos meditando).
EMILIO GASTÓN
Descanse en paz Emilio y que la
poesía te acompañe por los Valles de Hecho.
Carlos Barboza Vargas
Archivo Barboza Grasa.
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