LA TAUROMAQUIA DE
GOYA Y SU TÉCNICA
Con motivo de la edición de La
Tauromaquia de Goya realizada
por el artista y puesta a la venta el 28 de octubre de 1816, según el Diario de Madrid, Radio Nacional de España, en su
programa Esto me suena. Las tardes del ciudadano García, me requirió para que explicara el porqué
de estos grabados y la forma en que fueron realizados, debido a que una de
estas series apareció recientemente en Francia, cuyo
propietario fue el Embajador de este país en España en esa época, Anne Adrien
Pierre de Montmorency y Laval, que la
adquirió o se la regalaron como diplomático, apareciendo en el castillo de
Montigny de su propiedad. Dichas estampas se van
a exponer en Madrid para luego subastarlas en Sothebys de Londres. La Tauromaquia es una fiesta popular en
España y en la época de Goya se comenzaba
a estructurar sus normas. Escritores como Nicolás Fernández de Moratín escribió
su Carta
Histórica sobre el origen y progresos de la Fiesta de los Toros en España, editada en 1777, siendo reimpresa en 1801.
También el torero Joseph Delgado, Pepe
Hillo, escribió un tratado sobre el tema que tituló: Tauromaquia o el arte de torear, a
caballo y a pie, publicada en Cádiz en 1796 y reimpresa en 1804. Ambos
fueron amigos de Goya.
Goya regresa de Andalucía después
de la muerte de la Duquesa de Alba y en la primavera de 1797 se encuentra en Madrid, está completamente
sordo, pero con ganas de crear, en
especial, la técnica del grabado y empieza a trabajar su serie de Los Caprichos, basados en los múltiples
dibujos que traía de Andalucía y con el conocimiento de una nueva técnica en
la que quería profundizar, la aguatinta.
Siempre fue un amante de la fiesta de los toros, él mismo se definió de
la siguiente forma antes de morir en Burdeos: Francisco
el de los toros….. y con una espada en la mano no temía a nadie. Con el afán de estudiar esta milenaria
fiesta, cuyos orígenes podemos encontrar en Creta, y la voluntad de Moratín y Pepe
Hillo de darle unas normas, - la publicación
de este último estaba ilustrada con grabados y también hay un antecedente de su
contemporáneo Antonio Carnicero que publicó una serie de grabados del Arte de
torear en 1790,- es muy posible que Goya conociera toda esta documentación a
principios del siglo XIX y se lanza a publicar su propia serie de Los Toros
preparando 44 planchas de cobre de 24,5 x 35 cms. con la intención de
documentar la evolución de la fiesta de los toros.
Con los recuerdos de lo que vio en
las Plazas de Zaragoza y Madrid empieza a
trazar los dibujos que luego trasladara a la plancha. Están realizados a
lápiz sanguina y en algunas ocasiones lo hace con aguada roja y sanguina. Las planchas
las prepara de la siguiente forma: Prepara la plancha de cobre barnizada con
cera virgen y luego ahumada. Sobre esta plancha, pone el boceto o dibujo y hace presión para que se marque quedando el
dibujo a la inversa sobre la plancha. Con una punta de acero dibuja sobre lo
que ha quedado marcado en el boceto. Así se separa la cera
dela plancha y permite que el ácido reaccione con el cobre y abra el surco para
fijar el dibujo. Se estampa con el tórculo una prueba que se llama prueba de estado. Luego utiliza el aguatinta, pequeños granos de
resina que se depositan sobre la plancha de metal y que con calor se funden.
Con esto logra una gran gama de grises y tonos sombríos. Se
realiza otra prueba de estado y refuerza los tonos negros con punta seca. Una
vez realizada la plancha, el artista entinta, y con tarlatanas o trapos quita la tinta sobrante, dejándola
sólo en los surcos que el ácido ha marcado. Cuando el artista considera que su
trabajo está ultimado, empieza el proceso de estampación. Se toma un papel que ha sido humedecido
previamente, se pone sobre la plancha
entintada y se pasa por la prensa o tórculo,
constituida por dos rodillos y una platina de metal o madera. De esta forma se
extrae la tinta de la plancha y se traslada al papel; para cada prueba es
necesario repetir todo el proceso de
entintado y estampación.
Una vez estampadas las planchas
sobre el papel, la imagen que nos trasmite Goya es todo un mundo de recuerdos y acontecimientos
taurinos. Las primeras planchas de su Tauromaquia
siguen el texto de Nicolás Fernández de
Moratín, padre de su amigo Leandro, son escenas a campo abierto donde españoles y
luego árabes torean de forma primitiva; estos están vestidos a la manera de los
que acompañaron a Napoleón en su invasión a España en 1808 y donde destaca el animoso moro Gazul. Hay capeas, arpones o banderillas, la cogida
de un moro. Más tarde aparecen los caballeros españoles, uno que abate al toro
de una estocada, a Carlos V alanceando un
toro en la plaza de Valladolid, hace
lo mismo El Cid Campeador o un Caballero español quebrando rejoncillos,
el Estudiante de Falces embozado. Viene luego la serie
de toreros de la época, como Martincho
poniendo banderillas, este torero
aragonés toreó en Zaragoza entre 1759-64. Un toro embolado con burros y de nuevo Martincho en la Plaza de Zaragoza, sentado
en una silla, con grilletes en los pies y
con un sombrero de muleta, Otra locura
suya en la misma Plaza. Este grabado está firmado y fechado en 1815. La ligereza y atrevimiento de Juanito Apiñani
en la de Madrid; este último es uno de los grabados mas celebrados donde el
torero salta sobre el toro con una garrocha. Empieza a aparecer la muerte, como en el
grabado titulado Desgracias acaecidas en el tendido de la Plaza de Madrid y muerte del
Alcalde de Torrejón, gran escena
gráfica, sucedió el 5 de junio de 1801.
Aparece la mujer torera, a caballo, que
lo titula Valor varonil de la célebre Pajuerela en la Plaza de Zaragoza, era su mote porque fuera de las plazas vendía
pajuelas de azufre, se llamaba Nicolasa
Escamilla. También dedica estampas a Mariano Ceballos, el Indio, de Lima.
Estas estampas son un documento del intercambio de toreros entre América y España,
ya que ésta llevó esta tradición al Nuevo Mundo. Aparece uno de los mas famosos
toreros de la época, Pedro Romero, y dedica una estampa a la muerte de Pepe Hillo.
En el número 28, Donde el esforzado Redón,
picando un toro, en cuya suerte murió en la Plaza de Madrid. Se puede ver a
la izquierda de la estampa grabada una figura que puede ser Goya participando
en el evento taurino. Termina la serie con Perros luchando con un toro o Combates
en un coche con burros. Todo el
mundo del toreo a finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Se conservan 40 planchas en la
Calcografía Nacional y existen algunas pruebas de estado de 4 planchas, que no
le gustaron y trabajó en el reverso de las mismas. Destaca de estas pruebas la de Ceballos montando un toro poniendo un rejón. La primera edición de
33 grabados están estampados en papel fino verjurado, con tinta color bistre.
Metal, papel y tinta nos trasmiten una imagen de una Fiesta Española que Goya,
en su infinita sensibilidad la hizo
arte, y estos toros y toreros siguen dando espectáculo doscientos años después de
su aparición en Madrid.
Carlos Barboza Vargas
Pintor y Grabador.
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