viernes, 10 de febrero de 2017

CON NUÑEZ DE CELIS Y GONZALO PERALES EN SORIA, ZARAGOZA Y CALATAYUD





CON  NUÑEZ DE CELIS Y GONZALO PERALES EN SORIA, ZARAGOZA Y CALATAYUD

En el campo de la Conservación y Restauración de los Bienes Culturales hay dos personas que fueron importantes en mi trayectoria como estudiante y luego como profesional.  En la Escuela Superior de  Bellas Artes de San Fernando, hoy Facultad, aprendí el oficio  de restaurador con don Francisco Núñez de Celis, quien en los años setenta del siglo pasado, ejercía cono Catedrático y profesor de la Cátedra de Restauración.  Don Francisco era además un excelente pintor de paisajes  que se formó al calor de su padre Núñez Losada. Su obra continúa la tradición paisajística  iniciada  en España por Carlos de Haes, con una técnica posimpresionista. Generalmente  sus paisajes son solitarios y es allí  donde el pintor habla con la Naturaleza, en especial las montañas de los Picos de Europa de la parte cántabra, donde tenía una segunda residencia. El Ayuntamiento de Camaleño lo nombró hijo predilecto.

Nuñez de Celis fue impulsor y asesor del Instituto de Restauración y de la Escuela de Restauración de Madrid y es allí donde trabajaba  don Gonzalo Perales Soriano, restaurador, pintor y amigo de carrera pictórica.   Gonzalo Perales era Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense y en el momento en que Teresa Grasa y yo regresábamos de Italia en 1973, ejercía como Director del Instituto de Restauración.  El titulo otorgado por el Instituto de Restauro  de Roma a Teresa fue de química restauradora. Estando vacante esta plaza en la Escuela de Restauración, la cubrió  Teresa, trabajando como profesora entre los años  1974-76.

En el año 1977, un equipo formado por el personal y alumnos de Restauración de la Escuela de San Fernando, trabajaban en la limpieza y consolidación de la obra al fresco del pintor soriano Antonio Zapata en la Ermita de San Saturio junto al Duero. Ermita de estilo barroco construida a finales siglo XVII sobre una gruta erimítica  que habitó Saturio, hijo de noble familia soriana del siglo V.  La Iglesia fue construida por el arquitecto Pedro de Ajin, de planta octogonal, muy al gusto de los Templarios.  Zapata, alumno de Palomino y con influencia de Lucas Jordán pintó en sus paredes y cúpula entre los años 1704-1705, relatándonos en sus paños la vida del santo patrono de Soria.    Nuestra intervención en esta obra mural al fresco se encuentra especialmente en la falsa puerta situada a la derecha del altar mayor que se encontraba repintada, lo que distorsionaba el conjunto. Eliminamos la pintura y el estuco que cubría el fresco original y apareció la puerta  de cuarterones y el santero abriéndola, a la  manera de Veronés en la Villa Maser, construida por Palladio, en Vicenza.  Fueron momentos muy emocionantes el reconstruir esta pintura y aplicar en su muro nuestros conocimientos adquiridos en Madrid y Roma.   El paraje de la ermita es muy poético y lo explica mejor el gran poeta español  Antonio Machado que en sus poesías dedicadas a Campos de Soria nos dice: 
                                                    VIII 
                                                    He vuelto a ver los álamos dorados,
                                                    álamos del camino en la ribera
                                                    del Duero, entre San Polo y San Saturio,
                                                    tras las murallas viejas
                                                    de Soria- barbacana
                                                    hacia Aragón,  en castellana tierra-…..

Para esas fechas se estaba consolidando la Iglesia de San Nicolás en el centro de Soria capital, que se encontraba en ruinas y Agustín, cantero de la obra, desescombrando, encontró una capilla con pinturas murales.  Teresa trabajaba como profesora química aplicada a la restauración  en la Escuela de San Fernando,  y fue don Gonzalo Perales, Director del Instituto de Restauración quien nos llamó para que hiciéramos un estudio de estas pinturas y de la forma de conservarlas.  Nos trasladamos a Soria, fotografiándolas,   y en 1978 comenzamos a consolidar esta obra que se encontraba en la Iglesia de San Nicolás, románica y en ruinas.   La documentación que existe habla de ella desde 1270 y de que fue encargada por Alfonso X, El Sabio.  Era de planta en cruz latina,  y se encontraba en el centro de la Soria románica. Las pinturas sobre el muro y al fresco con el color muy pulverulento por la intemperie de siglos, representaban el asesinato del  Arzobispo de Canterbury,  Santo Tomás Becket,  por orden del Rey de Inglaterra, Enrique II, en 1170. La capilla estaba apuntalada y se encontraba a la intemperie, eso hacía  más difícil el trabajo, por las condiciones atmosféricas de Soria, humedad y frío. Logramos consolidar el soporte y el pigmento salvando unas pinturas del siglo XIII. Colaboró con nosotros el pintor y estudiante de restauración Paolo Houayek, de Brasil.

En Zaragoza comenzaron a interesarse por las pinturas de Goya en La Cartuja de Aula Dei, en el término municipal de Peñaflor y solicitaron al Instituto de Restauración de Madrid un estudio sobre su estado, consolidación y limpieza. El director Perales nos llamó para que hiciéramos el informe técnico de las pinturas. Nos trasladamos a Zaragoza, de donde es oriunda Teresa, e informamos de ella y de la forma que había de  restaurarlas, porque estaban realizadas con pintura al óleo sobre yeso. En  noviembre del 1978  el Instituto de Restauración nos encargó el trabajo que se prolongó hasta finales de 1979.  Este fue el inicio de una gran aventura sobre el Goya muralista en Aragón. Al terminar el trabajo volvimos a Madrid donde teníamos el Taller de Grabado y Teresa continuaba como profesora en la Escuela de Bellas Artes.   Mas tarde, vino la restauración de la cúpula y pechinas de la Regina Martyrum de Goya en la Basílica del Pilar de Zaragoza.  Realizamos el trabajo entre 1981 y 1984. También restauramos el retrato de cuerpo entero de Don Ramón de Pignatelli, realizado por Goya para el Canal Imperial de Aragón y depositado en el Museo de Zaragoza en 1985.  

La Diputación General de Aragón nos encargó la restauración de las cuatro pechinas de Goya en la Iglesia de San Juan El Real de Calatayud, en 1986. Nuestro contacto y amistad con don Francisco y don Gonzalo fue continuo y siempre estaban pendientes de nuestra labor en tierras aragonesas y durante nuestro trabajo en Calatayud se trasladaron desde Madrid para admirar la obra de Goya en esta ciudad.  A Perales lo visitamos mas tarde cuando ejercía como restaurador en el Museo de Arte Contemporáneo, cuando este museo se encontraba en la Ciudad Universitaria. Hoy es el Museo Reina Sofía. Fue también restaurador del Museo de Prado y obtuvo la Medalla del Mérito al trabajo. Falleció el 21 de agosto de 2008.  Su amigo el pintor Francisco Núñez de Celis  falleció en 1996.  Gracias a estos  amigos y Profesores por haber confiado en nuestras manos tantas obras de arte.

Carlos Barboza Vargas
Restaurador, Facultad de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.  UNESCO, Roma.






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