CON NUÑEZ
DE CELIS Y GONZALO PERALES EN SORIA, ZARAGOZA Y CALATAYUD
En el campo
de la Conservación y Restauración de los Bienes Culturales hay dos personas que
fueron importantes en mi trayectoria como estudiante y luego como
profesional. En la Escuela Superior de Bellas Artes
de San Fernando, hoy Facultad, aprendí el oficio de restaurador con don Francisco Núñez de Celis, quien en los años setenta del siglo
pasado, ejercía cono Catedrático y profesor de la Cátedra de Restauración. Don Francisco era además un excelente pintor
de paisajes que se formó al calor de su
padre Núñez Losada. Su obra continúa la tradición paisajística iniciada
en España por Carlos de Haes, con una técnica posimpresionista.
Generalmente sus paisajes son solitarios
y es allí donde el pintor habla con la
Naturaleza, en especial las montañas de los Picos de Europa de la parte
cántabra, donde tenía una segunda residencia. El Ayuntamiento de Camaleño lo
nombró hijo predilecto.
Nuñez de
Celis fue impulsor y asesor del Instituto
de Restauración y de la Escuela de
Restauración de Madrid y es allí donde trabajaba don Gonzalo
Perales Soriano, restaurador, pintor y amigo de carrera pictórica. Gonzalo
Perales era Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense y en el
momento en que Teresa Grasa y yo regresábamos de Italia en 1973, ejercía como
Director del Instituto de Restauración.
El titulo otorgado por el Instituto de Restauro de Roma a Teresa fue de química restauradora.
Estando vacante esta plaza en la Escuela de Restauración, la cubrió Teresa, trabajando como profesora entre los
años 1974-76.
En el año
1977, un equipo formado por el personal y alumnos de Restauración de la Escuela
de San Fernando, trabajaban en la limpieza y consolidación de la obra al fresco
del pintor soriano Antonio Zapata en
la Ermita de San Saturio junto al
Duero. Ermita de estilo barroco construida a finales siglo XVII sobre una gruta
erimítica que habitó Saturio, hijo de
noble familia soriana del siglo V. La
Iglesia fue construida por el arquitecto Pedro de Ajin, de planta octogonal,
muy al gusto de los Templarios. Zapata,
alumno de Palomino y con influencia de Lucas Jordán pintó en sus paredes y
cúpula entre los años 1704-1705, relatándonos en sus paños la vida del santo
patrono de Soria. Nuestra
intervención en esta obra mural al fresco se encuentra especialmente en la
falsa puerta situada a la derecha del altar mayor que se encontraba repintada,
lo que distorsionaba el conjunto. Eliminamos la pintura y el estuco que cubría
el fresco original y apareció la puerta de cuarterones y el santero abriéndola, a
la manera de Veronés en la Villa Maser,
construida por Palladio, en Vicenza. Fueron momentos muy emocionantes el
reconstruir esta pintura y aplicar en su muro nuestros conocimientos adquiridos
en Madrid y Roma. El paraje de la ermita es muy poético y lo
explica mejor el gran poeta español
Antonio Machado que en sus poesías dedicadas a Campos de Soria nos
dice:
VIII
He vuelto a ver los álamos
dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San
Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria- barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra-…..
Para esas
fechas se estaba consolidando la Iglesia
de San Nicolás en el centro de Soria capital, que se encontraba en ruinas y
Agustín, cantero de la obra, desescombrando, encontró una capilla con pinturas
murales. Teresa trabajaba como profesora
química aplicada a la restauración en la
Escuela de San Fernando, y fue don
Gonzalo Perales, Director del Instituto de Restauración quien nos llamó para
que hiciéramos un estudio de estas pinturas y de la forma de conservarlas. Nos trasladamos a Soria, fotografiándolas, y en
1978 comenzamos a consolidar esta obra que se encontraba en la Iglesia de San
Nicolás, románica y en ruinas. La
documentación que existe habla de ella desde 1270 y de que fue encargada por
Alfonso X, El Sabio. Era de planta en
cruz latina, y se encontraba en el
centro de la Soria románica. Las pinturas sobre el muro y al fresco con el
color muy pulverulento por la intemperie de siglos, representaban el asesinato
del Arzobispo de Canterbury, Santo Tomás Becket, por orden del Rey de Inglaterra, Enrique II,
en 1170. La capilla estaba apuntalada y se encontraba a la intemperie, eso
hacía más difícil el trabajo, por las
condiciones atmosféricas de Soria, humedad y frío. Logramos consolidar el
soporte y el pigmento salvando unas pinturas del siglo XIII. Colaboró con
nosotros el pintor y estudiante de restauración Paolo Houayek, de Brasil.
En Zaragoza
comenzaron a interesarse por las pinturas de Goya en La Cartuja de Aula
Dei, en el término municipal de Peñaflor y solicitaron al Instituto de
Restauración de Madrid un estudio sobre su estado, consolidación y limpieza. El
director Perales nos llamó para que hiciéramos el informe técnico de las pinturas.
Nos trasladamos a Zaragoza, de donde es oriunda Teresa, e informamos de ella y
de la forma que había de restaurarlas,
porque estaban realizadas con pintura al óleo sobre yeso. En noviembre del 1978 el Instituto de Restauración nos encargó el
trabajo que se prolongó hasta finales de 1979.
Este fue el inicio de una gran aventura sobre el Goya muralista en
Aragón. Al terminar el trabajo volvimos a Madrid donde teníamos el Taller de
Grabado y Teresa continuaba como profesora en la Escuela de Bellas Artes. Mas tarde,
vino la restauración de la cúpula y pechinas de la Regina Martyrum de Goya
en la Basílica del Pilar de Zaragoza.
Realizamos el trabajo entre 1981 y 1984.
También restauramos el retrato de cuerpo entero de Don Ramón de Pignatelli, realizado por Goya para el Canal Imperial
de Aragón y depositado en el Museo de Zaragoza en 1985.
La
Diputación General de Aragón nos encargó la restauración de las cuatro pechinas
de Goya en la Iglesia de San Juan El Real de Calatayud, en 1986. Nuestro contacto
y amistad con don Francisco y don Gonzalo fue continuo y siempre estaban
pendientes de nuestra labor en tierras aragonesas y durante nuestro trabajo en Calatayud
se trasladaron desde Madrid para admirar la obra de Goya en esta ciudad. A Perales lo visitamos mas tarde cuando ejercía
como restaurador en el Museo de Arte Contemporáneo, cuando este museo se
encontraba en la Ciudad Universitaria. Hoy es el Museo Reina Sofía. Fue también
restaurador del Museo de Prado y obtuvo la Medalla del Mérito al trabajo.
Falleció el 21 de agosto de 2008. Su
amigo el pintor Francisco Núñez de Celis falleció en 1996. Gracias a estos amigos y Profesores por haber confiado en
nuestras manos tantas obras de arte.
Carlos Barboza
Vargas
Restaurador,
Facultad de Bellas Artes de San Fernando, Madrid. UNESCO, Roma.




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