viernes, 27 de enero de 2017

EN EL TALLER DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FACULTAD DE BELLAS ARTES DE MADRID





EN  EL TALLER DE CONSERVACIÓN  Y RESTAURACIÓN DE LA FACULTAD DE BELLAS ARTES DE MADRID

Junto con la pintora y grabadora argentina, de Tucumán, Rosa Morant, empecé a estudiar Restauración de Pintura en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, entre los años 1969 y 1972. El taller se encontraba en la parte alta del edificio  de la Escuela de Bellas Artes, con amplios ventanales que  hacían el espacio agradable para trabajar. Había una gran sala con mesas de trabajo para poder manipular pinturas de gran formato y otra sala pequeña donde estaban las pilas de agua, cocinas y mostradores con los utensilios para preparar las colas, los engrudos  y los  disolventes que servirían para intervenir en la restauración de un bien cultural.  

El Catedrático  titular era el pintor y restaurador Francisco Núñez de Celis, hijo del  anterior Catedrático, Núñez Losada, ambos pioneros en la enseñanza de esta difícil técnica que hace que una obra de arte que ha sufrido el paso e inclemencias del tiempo,  prolongue su vida para que podamos estudiar y disfrutar de ella.   Era Don Francisco un profesor de pocas palabras, serio, pero siempre estaba atento a comunicar sus conocimientos para que el alumno aprendiera con rapidez los métodos de la Restauración.  Como ayudante del laboratorio y taller estaba la restauradora Zoraida Cárdenas, quien se preocupaba de que todo estuviese dispuesto y a punto.  Entre los varios alumnos hice amistad con  Maite Urkullu y María Teresa Escohotado, quienes llegaron a ser excelentes profesoras de conservación y restauración de bienes culturales. 

El primer curso lo pasé haciendo colas y engrudos para reentelar pinturas al óleo sobre lienzo, ayudando a trasladar los bastidores y tensando los linos  en ellos, observando a los que tenían más experiencia técnica. Los alumnos tenían que proporcionarse las obras a restaurar y Rosa Morant tenía un cliente que le proporcionaba pinturas y yo le ayudaba a restaurarlas.   En el segundo curso,  como estaba realizando pinturas murales, comencé a estudiar y profundizar en la forma de restaurar y trasladar una obra pictórica realizada sobre una pared, a un soporte móvil. Estudié la historia de la pintura mural y la forma de conservarla. En eso me ayudó mucho Núñez de Celis, quien tenía un buen conocimiento de trasladar la pintura mural al fresco. Comencé a hacer pruebas con mi obra y empecé a utilizar los materiales necesarios para desprender una pintura al fresco. Colas de carpintero, de conejo y caseína son los elementos básicos para llevar a buen puerto un traslado de pintura mural. La cola de carpintero, o cola fuerte, se aplica sobre la capa pictórica y la caseína sobre la parte de atrás para fijar los pigmentos de la pintura. De  todos los trabajos que iba realizando fui tomando notas, tanto de las mezclas como de los disolventes que se empleaban en la limpieza y en los materiales para la reintegración de los lienzos, tablas, cobres y murales.

En el último  curso vino a la Escuela Francisco Arquillo, desde Roma, para realizar los exámenes para poder ser Profesor de Restauración. Y una de las especialidades que estudió en el Istituto di Restauro de Roma fue la Restauración de Pintura Mural.  Lo vi trabajar y estuve observando en el taller de pintura mural, hicimos amistad y me indicó de la existencia de un libro publicado en francés por los profesores Mora y Phillippot,  especialistas en la materia, de fama mundial.  Dicho libro se encontraba en la biblioteca del Instituto de Restauración de Madrid. Teresa Grasa Jordán, pintora, con quien tenía una buena relación y es una gran conocedora del idioma, además de Licenciada en Química, quiso colaborar conmigo en el estudio de esta importante publicación y comenzamos a traducirlo. 

Al final del Curso de Restauración realicé una Tesina con toda la documentación que había obtenido en esos años de estudio,  donde documenté gráficamente y con fotografías,  las restauraciones de las pinturas, una de ellas de Bassano, un Desnudo, un Descendimiento de Cristo, una Magdalena y una Virgen todos ellos, al óleo sobre lienzo.  Luego, un San Juan sobre cobre, un Icono sobre tabla y un cuadro pintado al alquil.  La mayor parte de esta Tesina trata de la  historia, la técnica y la restauración de la pintura mural. Presenté trabajos de arrancado de detalles de pinturas mías y de Monirul islam, al fresco.   Escribí sobre  la técnica empleada por los alumnos compañeros de Pintura Mural, como el mencionado Monirul, Azziz, Teresa Segura, Medina,  Almeida y dos obras mías.   Al final, adjunté también el trabajo de traducción del libro Técnica y conservación de la pintura mural, de Paolo Mora y Paul Phillippot,  que habíamos traducido Teresa y yo.    El profesor Francisco Núñez de Celis me otorgó las mayores calificaciones y este trabajo nos sirvió   para que me otorgaran la Beca de la UNESCO en el Centro Internacional de Estudios para la Conservación de Roma en 1973, para seguir el afamado Curso de especialización en Restauración y Conservación de Pintura Mural. Hoy, 27 de enero  es el Día del Conservador y Restaurador de Obras de Arte y es válida la frase de Coremans que dice: La conservación tiene prioridad sobre la restauración.    

Carlos Barboza Vargas
Restaurador, Facultad de Bellas Artes de San Fernando,  Madrid.
UNESCO, Roma.   

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