sábado, 16 de abril de 2016

GEORGES MÉLIÈS, EL CINE Y SU MUNDO SURREAL, EN CAIXAFORUM DE ZARAGOZA







GEORGES MÉLIÈS, EL CINE Y SU MUNDO SURREAL,  EN CAIXAFORUM  DE ZARAGOZA

Hay que acercarse a la sede de Caixaforum de Zaragoza, para disfrutar de una exposición realizada  en colaboración con la Cinemathèque Française, en la que se muestra la labor cinematográfica  de uno de los grandes pioneros del cine, el francés, Georges Méliès, (1861-1938), titulada La magia del cine.

Al entrar en el espacio expositivo,  se sumerge uno en una gran sala de cine donde las luces y sombras van creando una atmósfera que nos transporta a París de finales del siglo XIX y principios del XX. Se oyen voces infantiles que murmuran cuando la profesora les explica este arte.  Al fondo, se ve una gran luna, imagen icónica de Méliès, con un cohete clavado en un ojo  y el otro lloroso y  la boca abierta por el dolor. Le acompaña un gran retrato del cineasta con su biografía. Continuando por las salas,  van apareciendo elementos del  pre-cine, como son las sombras chinescas, discos estroboscópicos, vistas ópticas opacas o grabados coloreados de ciudades  y feriantes  ambulantes del siglo XVIII, con la linterna mágica, que era una atracción de feria. A finales del siglo XIX, los Hermanos Lumière inventan una cámara, el Cinematógrafo, en 1895, la cual era una máquina capaz de filmar y proyectar imágenes en movimiento, y el 28 de diciembre del mismo año, se exhibieron en el  Boulevard des Capucines de París, diez películas entre las que se encontraban Salida de los obreros de la Fábrica Lumiére, La llegada del tren,…..Georges Méliès, que en esos tiempos estaba involucrado como empresario teatral, había adquirido, con el dinero de la herencia de su padre, fabricante de calzado, el Teatro Robert- Houdin, y aplicaba trucos de magia. Se queda maravillado con la cámara de Lumière y su imaginación se desborda, trata de adquirir el invento, pero no se la venden los Lumière.  Se va a Londres, donde Robert William Paul había  fabricado un proyector similar basado en el Edison Kinetoscope, aprovechando que en Inglaterra no estaba patentado.  Fabricó varios y uno de ellos lo adquirió Méliès.  Con esta cámara en mano, Georges comienza a desarrollar su gran imaginación.

Construyó un estudio acristalado en Montreuil, a las afueras de París,  donde filma todas sus películas. En la exposición se encuentra la maqueta de esta construcción.  Sus grabaciones se realizaban a plena luz del día.  De sus  quinientas películas, realizadas entre 1896-1913, se proyectan en este espacio las más famosas.  Encontramos la del hombre que le crece la nariz, que es un dibujo animado, pero sobre ella,  comienzan a transitar personajes reales que bailan, es decir, mezcla el dibujo de animación con la realidad, que mas tarde se utilizará por la industria de animación, como Disney, donde los personajes  dibujados  dialogan  con los humanos. Muchos de sus guiones se basan en la literatura, como en Gulliver y los viajes a Lilliput, de 1902.  Tiene una especial predilección por las novelas de Julio Verne, de donde nace su obra maestra El viaje a la Luna, del mismo año.  En este film se encuentran todos los elementos de lo que va a ser el cine del futuro, en especial, el cine de ciencia-ficción.  Unos científicos académicos un poco locos, construyen un cohete para ir a la luna. Salen los obreros trabajando en la nave, una vez terminada y colocada en el punto despegue, los científicos entran en ella, y unas bellas señoritas, con pantalones cortos, cierran la nave para su lanzamiento. Aparece una gran luna llena que nos mira, y de repente, el cohete se le clava en un ojo. Salen los tripulantes con sus paraguas, entran en sinuosas cuevas habitadas donde extraños seres los atacan.   Regresan como pueden a la nave y por su peso, vuelven a la tierra. Son recibidos con grandes ovaciones y orquestas con bellas señoritas con banderas.  Años después, en los Estados Unidos, recibían a los astronautas de la misma forma, con bellas señoritas, confetti y bandas de música. Un adelantado a su época.  El cine sigue utilizando los mismos elementos del Viaje a la luna, ciencia, aventuras, seres extraños, sexo, un poco de violencia y al final, el triunfo de los buenos.  Tal fue el éxito de esta película que Edison hizo copias y las distribuyó por todo Estados Unidos, y no le pago ni un dólar por los derechos de autor al creador francés.

Se encuentra en la exposición un corto de El hombre con cabeza de caucho, es una proyección puramente surrealista, donde Méliès usa el black screen, o pantalla en negro, para crear ese efecto especial tan difícil,  realizado manualmente. Todavía no ha sido superado y es un misterio cómo lo realizó. El actor es el mismo Méliès, y su cabeza se hincha y se deshincha con un fuelle. Logra el milagro de la cabeza parlante, hasta que llega el torpe de la película y comienza a manipular el fuelle hasta que la cabeza explota. Efectos especiales y comedia.  El diablo y Dante están presentes en su filmografía de terror,  género en el que es también un avanzado, al igual que las hadas y los fondos marinos  y los viajes de la futura aviación.

Se arruina y cae en el olvido y se tiene que ganar la vida vendiendo juguetes, con un puesto en el vestíbulo de la Estación de Montmartre. En 1926 el crítico León Druot relanza su figura   y proyecta ocho películas. Es descubierto por los Surrealistas, que lo admiran. Es el antecedente de lo que ellos buscaban, el automatismo psíquico y el mundo de los sueños. Charles Chaplin fue también un admirador. La Academia Francesa le concedió la Legión de Honor en 1931 y la Mutua de Cine le da habitación junto con su  segunda esposa, Jeanne d´Aley, actriz  de sus películas, en el Castillo de Orly, donde muere en 1938.  La Cinemathèque  Française   conserva la mayor cantidad de material de George Méliès y es la base de esta exposición. En 1938 Henry  Langlois recuperó y restauró parte de sus películas. La exposición termina con  el robot y la película en honor a Méliès, de Martin Scorsese  titulada La invención de Hugo. Todo un recorrido por la vida y la obra de un avanzado que sentó las bases del cine y la imagen del futuro.
Carlos Barboza Vargas.





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