martes, 29 de marzo de 2016

GOYA Y PIERRE GASSIER EN CALATAYUD




GOYA Y PIERRE GASSIER EN CALATAYUD

El 30 de marzo de 2016  se cumplen 270 años del nacimiento de Francisco de Goya y Lucientes, en Fuendetodos, provincia de Zaragoza. Este acontecimiento me lleva a recordar cuando se celebró el 250 aniversario en el año 1996 y en que la Diputación Provincial de Zaragoza nos encargó un libro sobre Goya y su restauración, que titulamos Goya frente al muro y en el que incluimos la restauración de las pechinas de Goya en San Juan El Real de Calatayud, encargada por la Diputación General de Aragón, la que realizamos entre 1986-87.  Cuando estábamos acabando la última pechina, la de San Agustín, Padre de la Iglesia, el profesor francés de Goya, Don Pierre Gassier y su señora, María, hicieron un viaje a Madrid desde París. Nos llamamos para citarnos en Calatayud  porque el maestro Gassier quería aprovechar la oportunidad para ver el trabajo de Goya en los muros de esta iglesia bilbilitana. Se trasladaron en tren desde la capital de España, y nosotros en coche desde Zaragoza, encontrándonos en la estación de Calatayud.

Subimos al andamio donde los grandes lienzos esperaban a los estudiosos franceses. El impacto en don Pierre fue inmediato. No dejó de hablar de Goya joven. Los lienzos están encolados sobre tablazón y con una preparación rojiza oscura, de donde emergen a pinceladas gruesas, pastosas, estos cuatro Padres de la Iglesia. Desde el andamio el espacio de esta Iglesia adquiere otra dimensión y las pinturas toman toda la fuerza que Goya les dio.  Analizó pacientemente todo el conjunto y dijo:  

Sin duda alguna, Goya fue a Italia a aprender la pintura al fresco.

Comimos  juntos y por la tarde partió el matrimonio de nuevo en el tren para Madrid.  

Ahora vuelvo a abrir el libro de Goya frente al muro donde Teresa Grasa y yo escribimos lo siguiente sobre las pechinas:

Según la documentación existente en los archivos de los Jesuitas, las pinturas de Calatayud fueron realizadas durante el año 1766, en que hay pagos de lienzos y materiales para las pechinas. Ya tiene Goya veinte años de edad y ningún otro artista de la época es capaz de realizar estas pinturas, de cubrir estas superficies con tan gran síntesis cromática, economía de medios y tanta dicción y decisión en la ejecución. La rapidez es pasmosa, las pinceladas discurren como lenguas de fuego sobre el lienzo casi negro, hay urgencia por llegar a algún sitio, estamos cerca del cielo a veinte metros sobre el suelo, bajo una cúpula y una nave orlada de estucos y guirnaldas con ángeles músicos. Hay que romper de nuevo el muro,  traspasar los límites de las molduras doradas. Las nubes de tormenta impulsan a los grandes santos y asistimos en Calatayud  al primer gran cantico goyesco. Es el preludio en blanco, negro y rojo, todo es pasmoso,  tan grande, que ya sentimos físicamente la presencia de los representados. Ese sentimiento es común en toda la obra goyesca, y es la clave de su  aceptación universal e intemporal……

Un nuevo aniversario de este genio que sigue joven en los muros de San Juan el Real de Calatayud después de 270 años.

Carlos Barboza Vargas
Teresa Grasa Jordán 

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