REAL PINACOTECA MAURITSHUIS DE LA HAYA, CON
RUBENS, REMBRANDT, VERMEER, HOLBEIN,….
Cuando
Rembrandt cumplió cuatrocientos años,
nos trasladamos a Amsterdam para poder admirar la gran exposición sobre el
pintor del Rinh, y su época, que se celebraba en el Rijksmuseum, era el año
2006. Para continuar el estudio de su obra, viajamos a La Haya, para poder
visitar la Pinacoteca Real, Mauritshuis, donde se guarda una buena colección de
obras de Rembrandt, de la pintura holandesa, flamenca y europea, que hacen de
este centro museísticos uno de los mas importantes de Holanda. Recuerdo que fuimos en tren desde Amsterdam y
en la estación subimos a un tranvía que nos llevó al centro de la ciudad. Llegamos a un pequeño lago y junto a el se
encontraba un edificio antiguo, construido en 1640, en el que se albergaba el
Gabinete Real de Pinturas. Al entrar, el
ambiente te daba una sensación de trasladarte al siglo XVII, una gran escalera
central comunicaba las distintas plantas del edificio, era un placer recorrer
las salas e irse encontrando con las obras maestras de grandes pintores y en
los salones principales entraba la luz por grandes ventanales desde donde se
podía ver el lago y la ciudad antigua.
En el 2015
repetimos nuestro viaje a Amsterdam para poder admirar el Rijksmuseum
recién ampliado, con galerías
nuevas, al igual que sucede con el museo Van Gogh. Es una forma de actualizar la oferta museística a las nuevas generaciones y
lo mismo ha sucedido en el Mauritshuis,
donde han modernizado el acceso respetando el edificio original que fue mandado construir por el Conde Juan Mauricio
de Nassau, (Johan Maurits), 1604-1679, que era gobernador del Brasil Holandés
en Pernambuco, y cuyos arquitectos fueron Jacobo Van Campeny y Pieter Port. Fue convertido en Museo en
1822. Es un Museo relativamente pequeño
pero cada pintura es una obra importante en la historia del arte, realizadas
por artistas holandeses y flamencos en su mayoría, la pintura española no esta
representada en este espacio museístico, donde el conjunto de obras de
Rembrandt hacen que se puedan ver cuadros realizados en su juventud, hasta su
último autorretrato.
Pero
empecemos el recorrido por Pedro Pablo
Rubens, pintor flamenco de gran
producción, y que en 1623 residió en La Haya
antes de viajar a España donde hizo amistad con Velázquez. Hay tres magníficos retratos, La Ascensión de la Virgen, un boceto de tema mitológico, y una pintura
de 1617, El Jardín del Edén, con el
pecado original, que realizó en colaboración con el pintor Brueghel el
joven. Es todo un derroche de cómo se imaginaban ambos pintores el Paraíso,
pleno de animales de todas las especies, viviendo en armonía como si fuera una
selva tropical los bosques de Bélgica. Otra pintura de Rubens, recientemente
adquirida es Vieja y niño con candela,
donde el pintor se vuelve intimista y explota la sombra y la luz produciendo un efecto lumínico sobre
los personajes. Van Gogh, que estudió
pintura en la Haya con su primo Mauve,
cuando se traslada a Amberes estudia y admira la obra de Rubens, y en
1885 dice de él: Encuentro sus dibujos excepcionalmente buenos, me refiero a sus dibujos
de cabezas y manos. Y en otra carta
a Théo, de enero de 1886. Dice: Es muy interesante estudiar a Rubens
justamente porque su técnica y sobre todo dibuja con tanta economía, la mano
tan ágil y sin vacilación alguna. El retrato, las cabezas femeninas, los
personajes, es ahí su fuerte, es entonces cuando se muestra profundo e
íntimo. Otros pintores flamencos que
se exponen en el Museo son Roger Van de Weyden, con su Lamentación de Cristo muerto, Jean Gossaert, Clara Peeters, David Teniers y
Antonio Van Dyck, con dos retratos de gran elegancia compositiva.
Pero el
conjunto de obras pictóricas que dan cuerpo al Mauritshuis, es la Escuela Holandesa
del siglo XVII, como es el pequeño retrato del Niño sonriente de Franz Hals,
que hace buena la frase de Van Gogh sobre este pintor: ….Su
vital pincelada le da vida a sus retratos, usando manchas de color,…..
El pintor,
cuyo cuerpo de obras hace que sea unas de las atracciones del Museo, es Rembrandt, con pinturas desde el Autorretrato
con gorguera, de 1629, a un último Autorretrato
de 1669. Un Militar riendo, de 1629
que se cree que es el hermano del pintor. En el conjunto de retratos, se
encuentra el del Anciano corpulento,
que seguramente es un amigo comerciante y coleccionista del pintor, mas dos
negros que posan ante el pintor, pero no miran al espectador, sino que están
como si hubiesen sido sorprendidos en una calle de la ciudad.
Un bello desnudo,
el primero catalogado y del que se sirvió para realizar un tema de mitología
griega, es Andrómeda, de 1631.
Centrando el tema en la joven angustiada y aterrorizada ya que su padre la
encadena a la orilla del mar para entregársela al monstruo Ceto, enviado por
Poseidón. Rembrandt centra el tema en la joven
y el mar y no representa ni al monstruo ni a Perseo, que la rescata y de
la que se enamora.
Uno de los
cuadros estrella del Museo es la Lección
de anatomía del Dr. Tulp, de 1632. Es un encargo hecho a Rembrandt recién
llegado a Amsterdam, por el Dr. Nicolás
Pieterszoom Tulp, que es el primer anatomista del Reino, y dio una
lección pública de fisiología, ante el cadáver de un ajusticiado. Hay siete personajes atentos a las
explicaciones del Dr. Tulp. La luz se concentra en el centro del hombre muerto,
para dar fuerza a su brazo sin piel, donde músculos y tendones son motivo de
estudio. Luego, esta se distribuye por
las cabezas de los asistentes. En el fondo un personaje, seguramente el
secretario del gremio, sujeta un libro con los nombres de los presentes.
Rembrandt tenía la edad de 26 años cuando lo realizó.
Otro
desnudo, pero mas íntimo, cuya modelo es
Saskya, de 1637, recién casada con el pintor, y que la convierte en Susana en el baño. Una luz misteriosa hace resaltar a esta joven
que se cubre con sus manos cuando es abordada en su aseo personal por dos viejos jueces que pretenden sus
favores. Esta se niega y la acusan de
adultera, condenándola a la
lapidación. El joven Daniel desenmascara
a los viejos y la salva, condenándolos a muerte. Una bella y tierna pintura de su mujer con la
que se había casado en 1634.
Otro cuadro
que tiene que ver con el mundo griego es el de Homero ciego, de 1662, encargado por Antonio Ruffo, de Messina, y
después de enviárselo se lo devuelve, porque consideró que no estaba acabado. Rembrandt posiblemente lo retocó y lo firmó,
enviándoselo al comprador. En el siglo XVIII un incendio lo dañó, quedando
solamente la figura de Homero. Se
conserva un dibujo del mismo tema donde Homero está dictando a un amanuense sus
obras. La pincelada es suelta, en tonos calientes, de ocres y amarillos, que
producen una atmósfera de soledad. Se encuentran expuestos dos cuadros de tema
religioso, como es la Presentación en el
Templo. La escena tiene lugar en el centro del inmenso templo, y solamente
las figuras centrales están iluminadas con un rayo de luz divina. La otra pintura es la David tañe el arpa ante Saúl.
El viejo rey escucha la música del arpa que calma su espíritu de la
nostalgia, tocada por el que va a ser su sucesor, David de Belén. Este cuadro
de 1657 esta muy restaurado pero conserva toda la energía de la pincelada de Rembrandt,
que lo une a la forma de hacer del Homero de 1662.
Continuando
con el legado de Rembrandt se encuentra una pequeña obra maestra, Jilguero atado, de un alumno de maestro,
Carel Fabritius, que trabajó en el
taller de Amsterdam donde aprendió el oficio de pintor, y luego se traslada a
Delf a ejercerlo. Esta pintura del jilguero tiene una especial ternura y
sensibilidad, donde un ser pequeño y libre se encuentra atado a un depósito y
se posa sobre el tubo de cobre, fechado y firmado en 1654. Fabritius en Delf le
enseñó el arte de pintar a Vermeer y se nota que el alumno adquiere su forma de
tratar la superficie y el espacio. Carel muere por una explosión que destruyó
su estudio, su obra y su vida.
De Vermeer el Museo conserva tres piezas.
Una de juventud, Diana y sus compañeras,
una delicada Vista de Delf, de 1660 y
la obra que se ha convertido en símbolo de la pintura holandesa de La Haya, la Joven de la perla, de 1665. Esta joven nos mira con ternura, seguramente
queriendo que aprobemos su belleza juvenil. Lleva un turbante de estilo turco y una perla
en la oreja, de ahí su denominación. Se
ve que la modelo es alguien muy próximo al pintor, que se viste con las joyas
de su madre y con ellas se siente bella. La pintura es de un tratamiento
compositivo muy sencillo, un fondo oscuro neutro y una cabeza de joven que nos mira, es la luz la que
le da vida y se nos vuelve realidad. Sus ojos húmedos tienen la calidad de la
perla. Una obra maestra de Vermeer.
El Museo
expone obra de otros pintores holandeses como Jan Steen, Paulus Potter, Cornelio Van Haarlem, Jacobo Van Ruisdael,
con su magnífico paisaje del Castillo de Bienheim,
y también hay pintura europea de Pietro
di Cósimo, Giovanni Pellegrinni, un bodegón de Chardin, y del pintor alemán
que fue pintor del Rey Enrique VIII de Inglaterra, Hans Holbein el joven, un bellísimo Retrato de dama de fondo azul intenso, de la misma categoría de la Joven de la perla, pero del siglo XVI.
Carlos
Barboza Vargas.
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