viernes, 18 de marzo de 2016

REAL PINACOTECA MAURITSHUIS DE LA HAYA, CON RUBENS, REMBRANDT, VERMEER, HOLBEIN,….









REAL PINACOTECA MAURITSHUIS DE LA HAYA, CON RUBENS, REMBRANDT, VERMEER, HOLBEIN,….

  Cuando Rembrandt  cumplió cuatrocientos años, nos trasladamos a Amsterdam para poder admirar la gran exposición sobre el pintor del Rinh, y su época, que se celebraba en el Rijksmuseum, era el año 2006. Para continuar el estudio de su obra, viajamos a La Haya, para poder visitar la Pinacoteca Real, Mauritshuis, donde se guarda una buena colección de obras de Rembrandt, de la pintura holandesa, flamenca y europea, que hacen de este centro museísticos uno de los mas importantes de Holanda.  Recuerdo que fuimos en tren desde Amsterdam y en la estación subimos a un tranvía que nos llevó  al centro de la ciudad.  Llegamos a un pequeño lago y junto a el se encontraba un edificio antiguo, construido en 1640, en el que se albergaba el Gabinete Real de Pinturas.  Al entrar, el ambiente te daba una sensación de trasladarte al siglo XVII, una gran escalera central comunicaba las distintas plantas del edificio, era un placer recorrer las salas e irse encontrando con las obras maestras de grandes pintores y en los salones principales entraba la luz por grandes ventanales desde donde se podía ver el lago y la ciudad antigua.

En el 2015 repetimos nuestro viaje a Amsterdam para poder admirar el  Rijksmuseum recién  ampliado, con galerías nuevas, al igual que sucede con el museo Van Gogh. Es una  forma de actualizar la  oferta museística a las nuevas generaciones y lo mismo ha sucedido en el Mauritshuis, donde han modernizado el acceso respetando el edificio original que fue  mandado construir por el Conde Juan Mauricio de Nassau, (Johan Maurits), 1604-1679, que era gobernador del Brasil Holandés en Pernambuco, y cuyos arquitectos fueron Jacobo Van Campeny  y Pieter Port. Fue convertido en Museo en 1822.  Es un Museo relativamente pequeño pero cada pintura es una obra importante en la historia del arte, realizadas por artistas holandeses y flamencos en su mayoría, la pintura española no esta representada en este espacio museístico, donde el conjunto de obras de Rembrandt hacen que se puedan ver cuadros realizados en su juventud, hasta su último autorretrato.

Pero empecemos el recorrido por Pedro Pablo Rubens,  pintor flamenco de gran producción, y que en 1623 residió en La Haya  antes de viajar a España donde hizo amistad con Velázquez.  Hay tres magníficos retratos, La Ascensión de la Virgen,  un boceto de tema mitológico, y una pintura de 1617,  El Jardín del Edén, con el pecado original, que realizó en colaboración con el pintor Brueghel el joven. Es todo un derroche de cómo se imaginaban ambos pintores el Paraíso, pleno de animales de todas las especies, viviendo en armonía como si fuera una selva tropical los bosques de Bélgica. Otra pintura de Rubens, recientemente adquirida es Vieja y niño con candela, donde el pintor se vuelve intimista y explota la sombra  y la luz produciendo un efecto lumínico sobre los personajes.  Van Gogh, que estudió pintura en la Haya con su primo Mauve,  cuando se traslada a Amberes estudia y admira la obra de Rubens, y en 1885 dice de él:  Encuentro sus dibujos excepcionalmente buenos, me refiero a sus dibujos de cabezas y manos.  Y en otra carta a Théo, de enero de 1886. Dice:  Es muy interesante estudiar a Rubens justamente porque su técnica y sobre todo dibuja con tanta economía, la mano tan ágil y sin vacilación alguna. El retrato, las cabezas femeninas, los personajes, es ahí su fuerte, es entonces cuando se muestra profundo e íntimo.  Otros pintores flamencos que se exponen en el Museo son Roger Van de Weyden, con su Lamentación de Cristo muerto,  Jean Gossaert, Clara Peeters, David Teniers y Antonio Van Dyck, con dos retratos de gran elegancia compositiva.

Pero el conjunto de obras pictóricas que dan cuerpo al Mauritshuis, es la Escuela Holandesa del siglo XVII, como es el pequeño retrato del Niño sonriente de Franz Hals, que hace buena la frase de Van Gogh sobre este pintor:  ….Su vital pincelada le da vida a sus retratos, usando manchas de color,…..

El pintor, cuyo cuerpo de obras hace que sea unas de las atracciones del Museo, es Rembrandt, con pinturas desde el  Autorretrato con gorguera, de 1629, a un último Autorretrato de 1669. Un Militar riendo, de 1629 que se cree que es el hermano del pintor. En el conjunto de retratos, se encuentra el del Anciano corpulento, que seguramente es un amigo comerciante y coleccionista del pintor, mas dos negros que posan ante el pintor, pero no miran al espectador, sino que están como si hubiesen sido sorprendidos en una calle de la ciudad.  

Un bello desnudo, el primero catalogado y del que se sirvió para realizar un tema de mitología griega, es Andrómeda, de 1631. Centrando el tema en la  joven  angustiada y aterrorizada ya que su padre la encadena a la orilla del mar para entregársela al monstruo Ceto, enviado por Poseidón. Rembrandt centra el tema en la joven  y el mar y no representa ni al monstruo ni a Perseo, que la rescata y de la que se enamora.

Uno de los cuadros estrella del Museo es la Lección de anatomía del Dr. Tulp, de 1632. Es un encargo hecho a Rembrandt recién llegado a Amsterdam, por el Dr. Nicolás  Pieterszoom Tulp, que es el primer anatomista del Reino, y dio una lección pública de fisiología, ante el cadáver de un ajusticiado.  Hay siete personajes atentos a las explicaciones del Dr. Tulp. La luz se concentra en el centro del hombre muerto, para dar fuerza a su brazo sin piel, donde músculos y tendones son motivo de estudio. Luego, esta se distribuye  por las cabezas de los asistentes. En el fondo un personaje, seguramente el secretario del gremio, sujeta un libro con los nombres de los presentes. Rembrandt tenía la edad de 26 años cuando lo realizó.

Otro desnudo, pero mas íntimo,  cuya modelo es Saskya, de 1637, recién casada con el pintor, y que la convierte en Susana en el baño.  Una luz misteriosa hace resaltar a esta joven que se cubre con sus manos cuando es abordada en su aseo personal  por dos viejos jueces que pretenden sus favores.  Esta se niega y la acusan de adultera,  condenándola a la lapidación.  El joven Daniel desenmascara a los viejos y la salva, condenándolos a muerte.  Una bella y tierna pintura de su mujer con la que se había casado en 1634.

Otro cuadro que tiene que ver con el mundo griego es el de Homero ciego, de 1662, encargado por Antonio Ruffo, de Messina, y después de enviárselo se lo devuelve, porque consideró que no estaba acabado.  Rembrandt posiblemente lo retocó y lo firmó, enviándoselo al comprador. En el siglo XVIII un incendio lo dañó, quedando solamente la figura de Homero.  Se conserva un dibujo del mismo tema donde Homero está dictando a un amanuense sus obras. La pincelada es suelta, en tonos calientes, de ocres y amarillos, que producen una  atmósfera de soledad.  Se encuentran expuestos dos cuadros de tema religioso, como es la Presentación en el Templo. La escena tiene lugar en el centro del inmenso templo, y solamente las figuras centrales están iluminadas con un rayo de luz divina.   La otra pintura es la David tañe el arpa ante Saúl.  El viejo rey escucha la música del arpa que calma su espíritu de la nostalgia, tocada por el que va a ser su sucesor, David de Belén. Este cuadro de 1657 esta muy restaurado pero conserva toda la energía de la pincelada de Rembrandt, que lo une a la forma de hacer del Homero de 1662.

Continuando con el legado de Rembrandt se encuentra una pequeña obra maestra, Jilguero atado, de un alumno de maestro, Carel Fabritius, que trabajó en el taller de Amsterdam donde aprendió el oficio de pintor, y luego se traslada a Delf a ejercerlo. Esta pintura del jilguero tiene una especial ternura y sensibilidad, donde un ser pequeño y libre se encuentra atado a un depósito y se posa sobre el tubo de cobre, fechado y firmado en 1654. Fabritius en Delf le enseñó el arte de pintar a Vermeer y se nota que el alumno adquiere su forma de tratar la superficie y el espacio. Carel muere por una explosión que destruyó su estudio,  su obra y su vida.

De Vermeer el Museo conserva tres piezas. Una de juventud, Diana y sus compañeras, una delicada Vista de Delf, de 1660 y la obra que se ha convertido en símbolo de la pintura holandesa de La Haya, la Joven de la perla, de 1665.  Esta joven nos mira con ternura, seguramente queriendo que aprobemos su belleza juvenil.  Lleva un turbante de estilo turco y una perla en la oreja, de ahí su denominación.  Se ve que la modelo es alguien muy próximo al pintor, que se viste con las joyas de su madre y con ellas se siente bella. La pintura es de un tratamiento compositivo muy sencillo, un fondo oscuro neutro y una  cabeza de joven que nos mira, es la luz la que le da vida y se nos vuelve realidad. Sus ojos húmedos tienen la calidad de la perla. Una obra maestra de Vermeer.  

El Museo expone obra de otros pintores holandeses como Jan Steen, Paulus Potter, Cornelio Van Haarlem, Jacobo Van Ruisdael, con su magnífico paisaje del Castillo de Bienheim, y también hay pintura europea de Pietro di Cósimo, Giovanni Pellegrinni, un bodegón de Chardin,  y del pintor alemán que fue pintor del Rey Enrique VIII de Inglaterra, Hans Holbein el joven, un bellísimo Retrato de dama de fondo azul intenso, de la misma categoría de la Joven de la perla, pero del siglo XVI.

Carlos Barboza Vargas.

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