GOYA DIBUJA EN EL CORETO DEL PILAR SOBRE EL FRESCO EN 1772.
Una vez presentado el boceto de "La
Adoración del nombre de Dios" al óleo para su aprobación y de
haber demostrado que sabía pintar al fresco, Goya firma el contrato con
la Junta de Fábrica el 28 de enero de 1772 y le adelantan 5.000 reales para
materiales, aparejos y peón de albañil.
Goya mira a las alturas de El Coreto
en la Basílica del Pilar y ve una superficie blanca en el centro de la
bóveda cuadrangular de este coro catedralicio, que tiene unas dimensiones de
6.50 x 12.50 metros, es decir, una superficie de cerca de 81 metros cuadrados,
con los lados laterales en curva. El artista tiene que adaptar las figuras
pintadas al óleo en plano a esta superficie de bóveda curva y situada a unos 30
metros de altura, donde los personajes toman otras formas y dimensiones.
Goya aprendió a pintar al fresco en Roma y
tiene ante sí un reto, que no es una pared vertical, sino un techo curvo. Se
plantea una fórmula difícil, pero de rápida ejecución, que es dibujar sobre
papeles toda la composición, sabiendo la distorsión de las figuras, para que
luego desde abajo se vieran planas como en el boceto. Tiene que dibujar 14
ángeles grandes que ocupan el centro de la composición. Un grupo intermedio de
12 ángeles músicos a la izquierda y otro grupo intermedio de 6 ángeles músicos
a la derecha, 6 querubines, distribuidos en cabezas de dos en la base del
cuadro, y en la parte alta 10 ángeles que se mezclan con las nubes y la luz del
gran triangulo divino. Se conservan tres dibujos a sanguina sobre papel de
estos ángeles principales, uno de ellos en la colección del Museo de Zaragoza,
realizados a la manera italiana.
La superficie de la bóveda se prepara con una
base de mortero sobre el ladrillo de la construcción. Los materiales empleados
para este mortero base se componen de un 85% de yeso, un 8% de arena y le
agregaron un 7% de cal, es decir, mortero de yeso, con adición de cal y arena,
cuya superficie se peina en surcos paralelos para ayudar a la adhesión de la
nueva capa de mortero fresco, que se aplicará sobre ella. Ya tenemos la base
preparada para realizar la obra pictórica.
En este nuevo proceso Goya invierte las
proporciones y utiliza arena en un 64 %, agregándole un 27% de cal y yeso un
9%, más agua. También detectamos que usó un aditivo en pequeña cantidad de cola
orgánica, cola de conejo diluida ?...Estas proporciones de cal y arena varían muy
ligeramente de unas zonas a otras, lo que denota lo artesanal del proceso.
Para pintar al fresco hay que preparar la
cantidad de material que se puede pintar en un solo día, lo que llaman los
italianos una giornata. Se humedece la superficie base, para aplicarle
el nuevo mortero que tiene que mantenerse fresco y flexible una vez preparada
la cantidad de superficie a trabajar ese día, se sujeta el papel dibujado
previamente sobre ella y con un mango de pincel o instrumento de punta redonda
se repasa el dibujo, que queda grabado en el mortero tierno, para luego con
pigmentos al agua realizar la figura sobre esta superficie y así una giornata
tras otra.
Esta forma de trabajar es un buen documento de
la grafía de un pintor muralista y en este caso podemos admirar la genialidad
del dibujo de Goya, espontáneo y seguro. Mientras, los dibujos de cabezas anteriores, son
académicos, aprendido este estilo en Italia, cuando tenía de 24 años.
En la bóveda de El Coreto de El
Pilar, Goya desarrolla toda su maestría y se adelanta a su
época, que era lo que irritaba a sus cuñados Francisco y Ramón Bayeu. Vemos ese
trazo sintético y audaz, que no lo volveremos a apreciar hasta el siglo XX, con
Picasso o Matisse.
Sin duda en la pintura mural que dejó Goya en
las paredes y techos de Aragón está el germen del nacimiento de un genio,
inigualable, que lo ha hecho uno de los grandes maestros del dibujo universal.
Carlos E. Barboza Vargas. Teresa Grasa Jordán.
Miembros del ICOM Archivo Barboza-Grasa.
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