viernes, 26 de octubre de 2018

GOYA, "JUEGO DE NIÑOS", DE MADRID, VENECIA, ZARAGOZA




GOYA, "JUEGO DE NIÑOS", DE MADRID, VENECIA, ZARAGOZA

La primera vez que nos enfrentamos a la serie pintada por Goya, Juego de niños, de la Colección Santamarca, fue en 1984, cuando se expusieron por primera vez, recién restaurados, en una exposición realizada en la sala de Exposiciones del Banco Exterior en el Paseo de la Castellana, 32,  de Madrid.  Estaba Francisco Fernández Ordóñez como Presidente de la Fundación del Banco, como Director- Comisario de la exposición,  Alfonso E. Pérez Sánchez y la restauración estuvo a cargo de Rafael Alonso, entre otros.  Era la primera vez que se veían en conjunto estas pinturas y así lo explica  Pérez Sánchez en el catálogo: 

Lo restaurado este año ofrece, ante todo,  la gran novedad de la serie “Juego de niños” de Goya, citada en la bibliografía siempre de modo tangencial, por no haberse podido estudiar jamás directamente. Ahora, limpios, los pequeños lienzos se ofrecen en toda su belleza y creo que nadie dudará de su carácter autógrafo…..

La segunda vez fue en 1989, ya que tuvimos el privilegio de recogerlos en la Fundación Santamarca de Madrid,  cuando se organizaba una gran exposición de Goya en Venecia, organizada desde el Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Zaragoza, junto con el Comune di Venezia. Habíamos sido encargados por el comité científico, de recoger las obras de Goya que se encontraban en las colecciones privadas de Madrid y que se iban a exponer en esta muestra.  Era ya tarde, y nos atendió un sacerdote en representación de la Fundación Santamarca. Hizo una pequeña reclamación que finalmente se solucionó. Recogimos las pinturas y se colocaron en los embalajes preparados para su transporte. Más tarde, fueron expuestos en la Gallería Internazionale d´Arte Moderna y Ca Pesaro en Venecia, del 7 de mayo al 30 de julio de 1989.    Hizo la ficha técnica de Juego de niños el historiador Wifredo Rincón,  quien figura como comisario en la exposición actual del Palacio de Sástago de Zaragoza.  En esta exposición veneciana se expusieron como novedad,  las pechinas de Los cuatro Santos Padres de la Iglesia, de Goya en Remolinos,  recién restauradas por nosotros, y por primera vez  se mostraba el boceto de  Aníbal cruzando los Alpes, pintado en Italia; también lo recogimos en Madrid.  Estas obras causaron sensación entre los italianos, especialmente fueron ponderadas por el historiador Romanelli. Esta exposición fue la primera  gran muestra que se hizo en Italia individualmente sobre la pintura de Francisco de Goya.  

Veintinueve años después volvemos a enfrentarnos a estas pequeñas obras maestras de Goya, ahora en el Palacio de Sástago, patrocinada la exposición por la Diputación Provincial de Zaragoza, bajo el titulo,  Colección Santamarca, esplendor barroco, que abarca desde la pintura de Luca Giordano a Goya y la pintura romántica.  Goya fue un gran contador de historias, lo demuestra en 1774 en la Cartuja de Aula Dei, donde en doce paños murales, nos describe la Vida de la Virgen María.  En Madrid, trabajando en la Real Fábrica de Tapices,  va documentando la vida alegre del Madrid de Carlos III  y muy relacionado con este mundo de los tapices, - cosa que ya sugirió Valentín de Sambricio y Pierre Gassier, - se encuentra esta serie, Juego de niños.

El conjunto mantiene una unidad conceptual, el juego de los niños de la calle, harapientos, pero alegres, que juegan a los soldados, a saltar la pídola, al balancín,  peleándose por unas castañas que les lanza el anciano rico, a coger huevos de  palomas de los nidos en las tapias, y a los toros, fiesta nacional española.  Se visten de generales y soldados para jugar a la guerra, abandonando a la pequeña que llora en soledad; las madres trabajan lavando ropa en el río, que luego tienden al aire, mientras los pilluelos saltan unos sobre los otros;   unos juegan al balancín, otros se pelean, dos niños, colegiales ricos, con zapatos, disfrutan de la pelea, mientras un mono encadenado  observa la escena desde lo alto de una tapia.  La más violenta de estas historias es la que el señor mayor se entretiene lanzando castañas, mientras un grupo de niños se pelea violentamente por ellas. Una niña llora, arrastrando su carrito de madera.  Y finalmente, uno de los espectáculos españoles que aún subsisten son las vaquillas y los toros, y es a lo que juegan estos hijos de la calle, soñando con ser toreros.

Las seis escenas están ubicadas en paisajes idílicos, con tonos grises azulados, con reflejos rosas del atardecer, se diría que suceden estos hechos en el invierno madrileño, con las montañas al fondo. Son pinturas de pincelada suelta e impresionista, buscando la luz natural. Son Caprichos de Goya, recordando seguramente su infancia en Zaragoza. Ya no es una pintura para tejer un tapiz, es una pintura suelta, libre,  toda una premonición de lo que va  ser su obra de madurez.  Hoy en Zaragoza se muestran unas obras  que demuestran que Goya,  hijo de esta tierra, sigue tan  vivo y tan humano.  Grande, Don Francisco.

Carlos Barboza Vargas  y Teresa Grasa Jordán
Archivo Barboza Grasa.



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