EL SILENCIO DEL COLOR
EN GIORGIO DE CHIRICO, EN CAIXAFORUM,
ZARAGOZA
Giorgio de Chirico llega a
París en 1911, después de estudiar Bellas Artes en Munich, donde descubrió la
pintura simbolista de Arnold Bocklin, del cual se declara ferviente admirador
toda su vida y al que imita en sus inicios. Antes de llegar a París, hace una
estancia en Turín, ciudad de los Savoya, donde descubre la arquitectura de
Juvara, se impresiona por las plazas porticadas y de la amplitud de los
espacios en la arquitectura, acompañadas de estatuas ecuestres como en la
Piazza di San Carlo o de las sombras
transversales al atardecer.
En el París de 1911, Picasso
había impuesto el Cubismo junto a Braque. Este movimiento se había enfrentado
al arte tradicional y huye de la perspectiva lineal y aérea. El objeto se
vuelve icónico, ocupando el primer plano de la composición y además se
descompone en sus diversas partes; es un movimiento heredado de Cezánne y que
Picasso inició con el cuadro de las Señoritas
de Avignon, donde el malagueño mezcla a Ingres, Cezánne y el arte
africano. Paralelamente al Cubismo, se
estaba desarrollando en Italia el Futurismo, que se inicia con el Manifiesto
publicado el 20 de febrero de 1909 por Marinetti. Este movimiento también está en contra de la
estética del pasado y reivindica el
futuro como una época de la técnica, la velocidad y las máquinas y dice:
…. La belleza de la velocidad. Un automóvil
de carreras, con su radiador adornado de gruesos tubos parecidos a serpientes.
Es más bello que la Victoria de Samotracia,….
Este ambiente parisino de
renovación plástica de los jóvenes pintores, es lo que se va a encontrar este
italiano nacido en Grecia. Rápido se adapta a este ambiente y comienza a
exponer en el Salón de Otoño de 1912,
cuadros metafísicos, los que atraen al escritor Guillaume Apollinaire y
se hace su amigo y es este el que
bautiza su pintura como Metafísica. En las Memorias
de mi vida, Chirico describe así
este encuentro:
Mientras tanto, por personas que conocían “el ambiente”, fui a ver a Guillaume Apollinaire. Vivía en un pequeño apartamento en el último
piso de una vieja casa burguesa del Boulevard Saint Germain. Los sábados de 5 a 8 recibía a sus amigos.
Acudían pintores, poetas, literatos, los llamados “jóvenes” e “ inteligentes”…..
Sobre las paredes había cuadros de Marie Laurencin, de Picasso y de algunos
oscuros cubistas cuyos nombres he olvidado. Mas tarde también se colgaron dos o tres cuadros metafísicos míos,….
Giorgio de Chirico da la espalda
al Cubismo y al Futurismo y su pintura se refugia en el arte italiano
prerrenacentista florentino, donde los
pintores empiezan a estudiar la perspectiva.
El recuerdo de los pueblos italianos, en especial Turín, refuerza ese
ambiente en el que el espacio se vuelve infinito y adquiere otra realidad, un
mundo de sueños, de sombras alargadas por el atardecer, cuando el misterio de
la noche invade nuestra melancolía. Primero son plazas vacías con trenes en la
lejanía, torres soñadas, sólo acompañadas por una estatua o por naturalezas
muertas, un guante. Más tarde este mundo comienza a poblarse de objetos y
maniquíes, la perspectiva y el espacio van más allá de la naturaleza que, como
decía Kant, escapan de toda experiencia sensible. Y si vamos a la antigua
Grecia, Aristóteles define la metafísica como la primera filosofía.
En 1914 se declara la Primera
Guerra Mundial y Giorgio se traslada a Florencia para presentarse a filas y de
ahí lo envían a Ferrara, donde conoce al pintor De Pissis y principalmente a Carrá, que venía de ser
miembro del movimiento futurista, y consolidan entre los dos la Pintura Metafísica.
Mientras tanto, en París, Picasso inicia el papier collé. En 1918 expone su pintura metafísica junto con Carrá
y Soffici. En 1919 expone
individualmente en la Galería Bragallia de Roma, y el crítico Roberto
Longhi habla mal de su pintura metafísica. Carrá trata de apropiarse del
movimiento y publica un libro sobre la pintura metafísica. Este año 1919 Chirico visita la Villa Borghese y redescubre a Ticiano y pide copiar un
cuadro de Lorenzo Lotto. Comienza a
admirar de nuevo la gran pintura italiana y a la vez sus técnicas, como la
pintura al temple. En 1920 escribe sobre el arte metafísico. Ese mismo año
Tristán Tzara impulsa el Dadaísmo. Chirico se vuelve un pintor barroco, vuelve
al retrato, introduce en su obra caballos en las playas, templos griegos,
arqueólogos y gladiadores, todo un mundo clásico pero sin la fuerza de su mundo
metafísico parisino.
En 1925 vuelve a París y expone en la galería Rosenberg. Los
surrealistas se sorprenden del cambio ya que habían adquirido muchos de ellos su pintura de París y
rechazaron su pintura actual. Así nos lo cuenta Giorgio en sus memorias….
Al poco de llegar a París,
encontré una fuerte oposición por parte de aquel grupo de degenerados,
de canallas, de hijos de papá, de holgazanes, de onanistas, y de abúlicos que,
pomposamente se habían autobautizado como surrealistas y hablaban hasta de la
revolución surrealista…. El señor Andre
Bretón, con otros, surrealistas, habían comprado, después de la guerra, en una
subasta y por poco dinero, algunos cuadros que yo había dejado en un pequeño
estudio de Montparnasse, cuando en 1915, dejé París para venir a Italia,….
Hoy Giorgio de Chirico se
encuentra en Caixaforum Zaragoza con
obra que pertenece a la Fundación Giorgio
y Ida de Chirico, sita en Plaza de España en Roma, donde se encontraba su
último Estudio. En este conjunto se
puede apreciar obra de toda su trayectoria artística, junto con las esculturas
que acompañan a su pintura. Su mundo y
su pensamiento lo podemos apreciar en
esta exposición de este pintor italiano que fue germen del movimiento
surrealista en los años veinte del siglo pasado en París.
Carlos Barboza Vargas





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