martes, 27 de marzo de 2018

LA PIEDAD, ÓLEO DE TERESA GRASA JORDÁN, 1972



LA PIEDAD,  ÓLEO DE TERESA GRASA JORDÁN,  1972

El tema de La Piedad es uno de los más tristes de la iconografía religiosa católica, es cuando una madre recibe el cuerpo crucificado de su hijo, muerto, dolor y desesperación acompañan este momento de la historia. Es el instante entre el Descendimiento de la C ruz y el Santo Entierro, donde el Crucificado descansa en el regazo de su madre.  Este momento no aparece en los evangelios pero en la literatura de la Baja Edad Media se potencia. Las primeras representaciones plásticas son de origen bizantino pero pronto pasa a Venecia, a Italia,  y se propaga por toda Europa a través de los libros miniados, como en el Libro de las Horas del Duque de Berry, (1384-1409). Durante la época de la Corona de Aragón, se propagó en obras devocionales y gráficas, luego vinieron las esculturas y las pinturas. En estas últimas el planctus o Llanto sobre el cuerpo de Cristo muerto  se encuentra sobre un sudario, o sobre una piedra, acompañando a la Virgen, San Juan y las Santas Mujeres, José de Arimatea y Nicodemus.  Con el tiempo se van añadiendo más personajes como los donantes del cuadro.    En el Renacimiento y el Barroco, la iconografía del llanto se popularizó, logrando escenas de gran dramatismo. Pintores importantes, como Van der Weiden, Fernando Gallego, Antón van Dick o José Ribera, trataron el tema de La Piedad.  En la escultura,  generalmente la iconografía se representa a la madre con el hijo fallecido en el regazo, y la más famosa es la que se encuentra en la Basílica de San Pedro del Vaticano, La Piedad de Miguel Ángel, en mármol, de un bloque compacto y composición circular, que se le encargó al florentino en 1448, cuando tenía veinticuatro años.  A María   la representa joven y bella, la Virgen no envejece y mira con cariño a su hijo muerto.  Teresa Grasa, cuando estudiábamos en Roma, pudo contemplar esta joya del arte escultórico que un año antes fue mutilada por un loco de los que odian la belleza.  La pudieron restaurar con acierto. Esta imagen quedó grabada  en su pupila.

La Cofradía de Nuestra Señora de La Piedad y del Santo Sepulcro, fundada en 1937, es la primera Cofradía Penitencial de Zaragoza.   Para celebrar el primer centenario de la realización de la imagen de Nuestra Señora de La Piedad, que les acompaña en las procesiones de Semana Santa,  y que fue realizada por el escultor murciano Antonio José Palao, en 1872, por encargo de Doña Ana Falcón, convocó en 1972, un Concurso de Pintura que tuvo como tema único La Piedad.  Teresa Grasa se encontraba estudiando en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y quiso concurrir a este evento de su ciudad y de una cofradía de la que su padre Aurelio y su tío Emilio fueron miembros.  Envió un óleo sobre tela donde se encuentra la Virgen María y Jesucristo crucificado, de una composición triangular. En el fondo sombrío, donde los tonos rojos abarcan toda la superficie, la Virgen se le reconoce en la penumbra y un cuerpo de Cristo fuerte y joven en primer plano, formando una diagonal que se apoya en el regazo de la madre. La pincelada es fuerte y decidida,  ignora darle dramatismo a los rostros, quiere con unas formas, casi abstractas, transmitir el dolor y la tragedia de un hecho de hace más de dos mil años y que nos sigue impactando porque es un tema humano, que sigue produciéndose en tantas guerras y tanta muerte de niños por desnutrición. Picasso en el Guernica lo trasmitió con el hijo muerto en brazos de su madre.

Carlos Barboza  Vargas.  
Zaragoza, 2018.
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