ARTE LATINOAMERICANO EN GARY NADER ART CENTRE, EN MIAMI
Llegamos a Miami el 16 de junio, justo para asistir al
nacimiento de nuestra nieta Elena, que nació el 17. Fue una gran emoción ver
aquella criatura moverse y con buenos lloros pedir su ración de comida que,
generosamente, María, su madre, le proporcionaba. El padre, Francisco, miraba la escena
maternal con cariño.
Pasada la primera emoción comenzamos a ubicarnos en el nuevo
mundo, donde conviven la naturaleza, el mar y el hormigón de sus edificios que no paran de crecer en
esta dinámica ciudad de Miami. Teníamos
interés de visitar los museos que no pudimos ver el año pasado y entre ellos,
unos en particular, el Gary
Nader Art Centre que alberga una
de las mejores colecciones de arte latinoamericano en América del Norte, con
más de mil obras. El edificio se encuentra en el renovado distrito de Wynwood, en una nave industrial de dos
plantas que funciona como Galería y Museo. El coleccionista Gary Nader es de origen
dominicano y desde muy joven se dedicó al comercio del arte, fundando una Galería
de Arte en Santo Domingo, República Dominicana, que luego trasladó a la ciudad
de Miami en 1985, convirtiéndose en un coleccionista experto y difusor del arte
del sur de los Estados Unidos.
América Latina o Iberoamérica tiene una gran riqueza
artística desde sus primeros pobladores que nos dejaron obras maestras, tanto
en escultura como en artes industriales y pinturas, con un mundo propio y
original que seguimos disfrutando del gran talento creativo de mayas, aztecas,
incas,…. Con la llegada de los españoles los indígenas supieron asimilar la
nueva forma de ver el mundo, Europa irrumpe en lo que se llamará más tarde América y aporta toda una nueva
iconografía religiosa creando iglesias, esculturas y pinturas, con una nueva sensibilidad. El arte colonial que días antes pudimos
contemplar en el Museo Iberoamericano de la Universidad de Alcalá de Henares,
en especial, la colección de José Feliz Llopis,
sobre pintura cuzqueña del Virreinato de Perú, confirman esta simbiosis
artística. Junto a él se encuentra el
Museo Luis Gonzales Robles que guarda en sus fondos pintura de los pueblos de
Iberoamérica; muchos de ellos se encuentran también en el Gary Nader de
Miami.
En el siglo XX Latinoamérica sufre las convulsiones sociales
y en 1910 empieza la Revolución Mexicana cuyos ideales se divulgarán por todo
América Latina. También nace un arte nuevo, que trata de ahondar en las raíces
originales del continente, como es el
Muralismo Mexicano, capitaneado por tres grandes artistas muralistas, Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, punta de lanza para que el
arte piense en clave americana.
El Museo Gary Nader
empieza su discurso expositivo con obras del
argentino Figari que quiere
reflejar el mundo rural de la pampa de una forma un poco romántica. Pero el
representante que aportó una nueva visión en estas tierras fue el uruguayo Joaquín Torres García; formado en España, se estableció en Barcelona, donde deja una importante obra
mural con tendencia neoclásica y modernista.
Viaja por Europa y se influencia con las nuevas corrientes que capitanea
Picasso y va cambiando su forma de pintar, en especial, cuando conoce la obra
de Mondrian, el neoclasicismo le influye. Regresa a Uruguay y se concentra en enseñar el constructivismo
queriéndolo hacer con un acento latinoamericano. Crea lo que se llama la Escuela del Sur. Mientras el Muralismo
mexicano influencia desde el norte, la Escuela constructivista de Torres García
sube del sur al norte, imponiendo el arte abstracto hasta derivar en el Arte
Cinético, que está representado en este espacio por Carlos Cruz Díez, Rafael Soto, Omar Rayo, y les acompaña el gran creador de este movimiento, el
europeo Víctor Vasarely.
En la planta baja del Museo se expone una serie de pinturas
del cubano Wifredo Lam, amigo de Picasso,
del que supo asimilar toda la lección picassiana y crear un arte muy personal
haciendo del cubismo un surrealismo tropical. Al igual que el chileno Roberto Matta, que también supo asimilar toda la lección europea de
principios del siglo XX, con un surrealismo dinámico, que cuando lo expuso en
Nueva York los artistas americanos se
influenciaron en su dicción, colaborando en el Action Painting expresivo.
El Museo guarda las mejores obras del colombiano Botero, en pintura, dibujos y
esculturas. Es el artista con mayor presencia en este centro. A la entrada del
mismo hay monolíticas figuras boterianas. En el Museo, en toda la planta baja, se encontraban casi
todas sus obras escultóricas de dimensiones reducidas, que son el formato que
más me gusta de su obra escultórica, ya que las otras las considero pequeñas
esculturas ampliadas. Las primeras pinturas de Botero son las que me han
llamado siempre la atención, creo que en ellas el artista expresaba muy bien su
sensibilidad plástica. Sus grandes telas
después de Europa, el artista trata de
demostrar su amplio conocimiento de la historia del arte y cuáles son sus
artistas preferidos. En la última época
busca lo popular o naïf, y creo que se recicla siempre sobre su misma
fórmula. En el dibujo mantiene su
aprendizaje académico que le da solidez a su obra dibujística.
También hay obra de otros representantes que han hecho y realizado su obra en sus países de origen,
como Szyszlo, de Perú, al que conocí
en Madrid y lo entrevisté para El Excelsior.
Su fuerte colorido expresivo hace que su obra sea de una abstracción
lírica. Amalia Peláez y René
Portocarrero, de Cuba, Seguí, de la Argentina y el delicado colorista y
pintor de formas cósmicas, el mexicano Rufino
Tamayo. Otro creador de grandes personajes que ocupan generalmente toda la
superficie del cuadro con gran expresividad, como es Guayasamín, de Bolivia. Britto, ilustrador de objetos es de
Brasil, y de Centroamérica se encuentran Armando Morales de Nicaragua, el naïf
de Honduras, Velázquez. La pintura de Costa Rica brilla por su ausencia. Las
nuevas tendencias realistas están representadas por Tomás Sánchez, de Cuba, y
por el chileno Claudio Bravo. José
Luis Cuevas, el mexicano dibujante y grabador, está también presente en este espacio. Hay obras de creadores norteamericanos del
pop como Robert Indiana y Frank Stella y fotografía alemana.
Una gran maqueta de lo que va a ser el futuro Museo de Arte
Latinoamericano se muestra en la sala superior,
de un bello diseño digno para albergar
el desconocido gran arte realizado al sur de Miami. Espero que Gary Nader logre llevar a buen
puerto su proyecto en estas
tierras, antes españolas, descubiertas
por Ponce de León y que llamó La Florida.
Carlos Barboza Vargas




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