ÁNGEL ARANSAY EN GALERÍA DE ARTE
COSTA 3 DE ZARAGOZA
Ángel
Aransay se ha ido a descansar después de dejarnos una amplia obra plástica en
especial de pinturas al óleo y dibujos.
Teresa Grasa fue muy amiga desde sus comienzos en el Estudio de
Alejandro Cañada de Zaragoza y siguieron
luego un recorrido de formación parecido, primero en la Escuela de bellas Artes
de San Jorge de Barcelona y luego en San
Fernando de Madrid. Mi relación con
Aransay comienza cuando expuse en 1974 en la Galería Prisma de Zaragoza, regentada por María Luisa
Horno y Aransay, que en aquel tiempo ejercía de crítico de arte en el Noticiero, reseñó mi exposición diciendo:
Tuvimos la ocasión
de conocer y comentar favorablemente la obra del costarriqueño Carlos Barboza en aquella exposición
circulante de la nacional que recalo en nuestra Lonja hace dos temporadas,
gracias a unas obras de especial claroscuro y extraña intensidad poética que nos
impresionaron, destacando a su autor entre la nómina de grabadores allí presentes,
que constituían, con mucho, lo mejor de la muestra. Viene ahora con esta individual a demostrarnos
que su habilidad técnica no era nada ocasional sino prueba de un profundo conocimiento
del dibujo, por una parte, y de las cualidades del grabado por otra,…..
Luego,
cuando Teresa y yo fundamos la Galería de Arte Costa 3 en Zaragoza en 1978, Ángel siempre nos acompañaba visitando las
exposiciones el día de la inauguración compartiendo tertulia con el expositor y
los visitantes a la muestra. También comenzó a exponer como artista sus dibujos
en las exposiciones colectivas que organizábamos,
como fue en el Homenaje a la pintora
Julieta de Barbastro, en marzo de 1979. Aransay en el fondo era un dibujante serio que
sabía que el dibujo es la base y la estructura del arte plástico, su obra tiene
una base dibujística, es decir, son dibujos que luego les agrega color y esto
lo demostró en la exposición que celebramos en abril de 1979 la cual titulamos El Dibujo y que también presento un texto en el catálogo y dijo lo siguiente:
Cuando el
hombre trazó la línea con un yeso o un carbón, comprendió que había encontrado un medio con el que
aprisionar la forma visual del mundo real e incluso con el que evocar el irreal
mundo de lo imaginado. Y así, ambos mundos reducidos al común denominador
de la imagen dibujada, le serviría tanto para conjurar al mundo real con creaciones
ornamentales, en las que modificaba a la
Naturaleza, usando medios propios de
creatividad y elaboración de lo bello. Por ello, el dibujo, esa capacidad
de que unas líneas trazadas conscientemente
evoquen un mundo de formas, reales o inventadas, pero siempre sugerentes y
hermosas, ha sido instrumento preferido por los artistas plásticos para su
trabajo, bien desde el inicio mágico de un boceto en busca de inspiración, o
bien llevándolo a su máximo grado de elaboración formal. Desde los
mineralizados perfiles de un Mantegna o
los fluidos barridos de un Bacon, el
dibujo recorre una amplia gama de posibilidades y estilos a través del espacio
y el tiempo, apresando la línea en todas las técnicas que sirvan para registrar esa emoción que,
desde el cerebro o el corazón del artista, guía el movimiento de sus dedos. Los
dibujos aquí expuestos, quieren, cada uno a su manera, reflejar de algún
modo las varias posibilidades que esta emoción
suscito en sus autores. Ángel Aransay.
En estos largos
años de amistad Teresa y yo adquirimos obra suya, como es el Actor
con sombrero, oleo sobre lienzo y del que Juan Domínguez Lasierra guarda el
boceto de su cabeza. Luego intercambiamos
obra nuestra por obra suya, que
guardamos con admiración y cariño, de
este solitario artista de Zaragoza que
supo hacer de su arte una oración y la compañía a su soledad. Descansa en paz, amigo Ángel.
Carlos
Barboza Vargas
Zaragoza, 20 de agosto de 2015



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