GOYA, ZARAGOZA, ITALIA, ZARAGOZA. 1770-1772.
“Corrado Jordán”
Después de trabajar en el taller de Luzán y de intentar
ingresar en la Academia de San Fernando de Madrid, Goya se plantea viajar a Italia, a sus expensas. Su pintura no gusta a los académicos
españoles. En 1770 -71 se encuentra en
Italia para tomar contacto con el arte de los maestros, y en un taccuino, o cuaderno de apuntes, va
dibujando lo que va viendo y dibuja las ciudades que recorre en su
periplo. Seguramente se marcha por mar, ya que la primera ciudad italiana que
menciona es Génova, donde vio pintura de
Guido Reni, Rubens, Carlo Maratta y el Guercino. Y después, de un puerto a otro, de Génova a
Civitavecchia y de allí a Roma, donde se establece, y se declara pintor romano
en la carta que envía a la Academia de Parma para que le acepten el cuadro de
Aníbal que va a presentar para el Concurso que dicha Academia ha creado para
jóvenes pintores.
En Roma su cuaderno se llena de dibujos de lo que se encontraba
por las calles, las portadas y puertas de las iglesias decoradas con escenas bíblicas en
bajorrelieve, o las esculturas en las partes altas como se encuentran en el
Vaticano, ya que también escribe que vio muchos originales de Bernini. Indiscutiblemente, admira al famoso
pintor Corrado Giaquinto, del que pudo admirar
su obra La muerte de San Antonio Abad
que se encuentra en al iglesia de San Giovanni Calibita de Roma. De este cuadro realiza dos versiones
pequeñas, una de ellas se encuentra en Suiza y otra mejor, en el Museo de
Bellas Artes de Zaragoza. Le atrae el
mundo clásico y diseña en su cuaderno el Torso
de Belvedere, escultura admirada también por Miguel Angel y Auguste Rodin. De su
lápiz sanguina salen cabezas de diosas o el Hércules
Farnesio, al que el dedica varios dibujos, visto desde todos los ángulos. Era
un dibujo obligado en el estudio de la figura humana masculina e inspiración
para los escultores de los siglos posteriores. Es en Roma donde prepara el Aníbal vencedor que por primera vez ve
Italia desde los Alpes. En su
cuaderno de apuntes hace bocetos sobre la disposición de los personajes, según
la exigencia del tema propuesto en las bases.
Con sanguina traza los primeros
rasgos o la idea general de lo que luego va a ser la pintura. Se encuentra otro
dibujo de Aníbal bajo la cabeza de un rostro de un fauno que expulsa agua y
saca la lengua. Estudia caballeros y
armaduras. Corrado Giaquinto era un pintor famoso en
Roma, había formado a pintores españoles como Antonio Gonzalez Velázquez ,
quien fue el primer muralista que pintó en la Basílica del Pilar, La Aparición de la Virgen del Pilar a
Santiago, entre 1752 y 1754. Una
pintura muy influenciada por Giaquinto, en
especial los bocetos, y esto fue
lo primero que vio Goya del pintor
molfetés, a través del pintor español. En Roma, lo estudió en directo, copiando
sus cuadros y aprendió su forma de utilizar el color y su composición.
Comienza a realizar bocetos al óleo, uno se encuentra en el Museo
de Zaragoza. (Dicho boceto se presentó por primera vez en la exposición de Goya en Venecia, en la que Teresa y yo
colaboramos como asesores y restauradores). En una tela de lino de 88 x 132 cms. Goya con pintura al óleo
comienza a trasladar las ideas de sus dibujos y bocetos, y con una gama de azules contraponiendo tonos
cálidos en la figura del rio Po y Aníbal, logra una atmosfera de la montaña
alpina italiana, con una gran suavidad de color. Anibale
vincitore che rimira, la prima volta delle Alpi, l´ Italia. Envía el cuadro y el 27 de junio de 1771 se publica el fallo
del Jurado que dice que otorga el premio, una moneda de oro de cinco onzas, a
Paolo Borroni, de Voghera, con nueve votos.
A continuación hay un texto muy interesante: El
cuadro consignado con el verso de Virgilio, “Jan tándem Italiae fugientes prendimus oras” ha obtenido seis votos. Se ha observado con placer un manejo fácil del
pincel, una cálida expresión en el rostro y un carácter grandioso en la actitud
de Aníbal, y si se hubiese ajustado mas a la realidad de sus colores y a la
composición del argumento, habría puesto en duda la palma dada al primero. El autor es el Sig. Francisco Goya, Romano, y
alumno del Sig. Francisco Vajeu, pintor de cámara de S.Y.M. Católica. Es la
primera crítica favorable a la pintura del maestro aragonés.
Sigue recorriendo tierras italianas, rumbo a Venecia, pasa por la
ciudad de Loreto, que dibuja,
donde se encuentra el Santuario de
Casa de la Virgen, que muestra un milagro similar al de la columna de la
Virgen del Pilar en Zaragoza. Allí
admira una Madonna de Rafael. Llega a
Venecia y su cuaderno se llena de dibujos venecianos, en especial máscaras de
carnaval o teatro y escribe que ve un
gran cuadro de Paolo Veronese. Atraviesa
varias ciudades del Véneto, hasta llegar
a Parma. Seguramente para recoger su cuadro y enviarlo a España. Admira la pintura mural de Correggio. En su viaje por Italia del norte describe las
ciudades que mas le gustaron pero las mejores fueron, Roma, Venecia, Bolonia, Genova, Ancona, Civitavecchia, Parma, Plasencia, Módena, y Macheratta. Regresa por mar y visita Toulon y Marsella,
encontrándose en Zaragoza en el verano de 1771, con toda una nueva mirada
después de haber visto a los maestros y
de haber aprendido la técnica al fresco en Italia. El 21 de octubre ya se puede afrontar la decoración del
Coreto, la Junta determina que hará Goya los bocetos y si merece la aprobación
de la Real Academia, se tratara de ajustes.
Comienza a realizar el boceto
de La Gloria, oleo sobre lienzo de
unas medidas de 75 x 152 cms. y en enero
de 1772 siendo sometido a juicio de la Academia de Bellas Artes, es
aprobado. Goya para realizar esta
pintura tenia in mente dos pintores,
Corrado Giaquinto y Lucas Jordán, el primero, mas visible en el cuadro de Aníbal, especialmente en la
entonación, y sin embargo, Lucas Jordán
está presente en el boceto de La Gloria, ya que recurre a las gamas calientes que se distribuyen
desde el triángulo divino a toda la superficie, donde surgen ángeles músicos de las nubes que se van distribuyendo en
distintos tamaños para dar la sensación
de movilidad y espacio. La forma de
realizar tanto el boceto como al pintura al fresco, se acerca mas a Lucas Jordán
y a su fa presto, lo que se nota especialmente en la superficie
del fresco del Coreto.
Goya, para
dejar constancia de la influencia de estos dos pintores y su agradecimiento a ellos,
escribió sobre el arco que sujeta la bóveda
el nombre de ambos en la pared, al lado
de su pintura, Corrado, Jordan. Este es un
dato inédito que publicamos en este blog. Ver foto 3.
En el Museo Camón Aznar, hoy, Museo Goya, perteneciente a Ibercaja, en al exposición actual, Goya, Zaragoza, 1746-1775, sus raíces
aragonesas, se encuentran expuestas ambas pinturas, Aníbal
y La Gloria, acompañadas por veinte obras, entre dibujos, grabados, la
fotografía del Relicario de Fuendetodos y
óleos coincidentes con este lenguaje pictórico
y otros que se encuentran en el cuaderno italiano. Estas dos importantes pinturas de Aníbal y La Gloria son los referentes para catalogar la obra de Goya de este
periodo entre Zaragoza e Italia.
Carlos Barboza Vargas.



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