GOYA, DE FUENDETODOS A ZARAGOZA, 1746-1769
Goya anciano en Burdeos, Francia,
junto a su compañera e hija, Leocadia y Rosarito, escribe una breve biografía
con destino al Catálogo el Museo Real, y dice:
Nació en Fuendetodos, Reino de Aragón, en 1746, fue nombrado Pintor
de Cámara del Rey en 1780 y después Primero de los mismos; ahora, jubilado por su avanzada edad. Fue
discípulo de don José Luzán en Zaragoza, con quien aprendió los principios del
dibujo haciéndole copiar las estampas mejores que tenía; estuvo con el cuatro años y empezó a pintar
de su invención hasta que fue a Roma; no habiendo tenido mas maestro que sus
observaciones en las cosas de los pintores
y cuadros celebres de Roma y de España que es de donde ha sacado mas
provecho.
En otra
biografía escrita por Javier, su hijo, añade:
Estudió el dibujo desde los trece
años en la Academia de Zaragoza bajo la direccion de José Luzán,
(1759-1763).
Y por el
acta o expediente matrimonial en declaración jurada, el 28 de junio de 1773,
dice: Que nació en Fuendetodos y que al mes fue traído por sus padres a la
ciudad de Zaragoza, donde eran vecinos y parroquianos.
Así es
que tenemos a Goya niño viviendo en su
casa familiar de la Morería cerrada,
perteneciente a la parroquia de San Gil, donde vivió hasta los once
años. Esta casa la tenía hipotecada su padre José, tras llevar a cabo costosas
reformas y, al no poder pagarla, fue embargada en 1761. Durante
este período de tiempo, Zaragoza se estaba modernizando. La Iglesia del Pilar
era una muestra de ello, y en 1752 llega Antonio González Velázquez, desde
Roma, para pintar el primer mural de la Iglesia. El niño Francisco se estaba formando como artesano en el taller
de su padre dorador, y estudia en las Escuelas Pías con el Padre Joaquín, y es
allí donde traba su amistad con Martín Zapater. En 1759 entra en el taller de Luzán donde
aprende el oficio de pintor y dibujante, copia estampas, como lo confirma mas
tarde. Ese mismo año regresa Francisco
Bayeu y sus hermanos de Madrid, viene de la Corte con una nueva visión
pictórica, convirtiéndose en el pintor más importante de la ciudad. Goya, Ramón, y Manuel entablan amistad,
seguramente deambulan por el taller del hermano mayor, futuro cuñado, ya
que se casa años mas tarde, en 1773, con
Josefa. Cuando termina de formarse con
Luzán, los Bayeu regresan a Madrid en 1763. Goya
también quiere probar suerte en la Corte
y solicita una Ayuda de la Academia de San Fernando para los jóvenes pobres,
naturales de estos Reynos, y se registra como: “Francisco Goya, 17 años, de Zaragoza, tiene
padre dorador. Está desamparado en esta
Corte”. Se les obliga a dibujar la estatua de Sileno, no obtiene ningún voto. Tampoco existe el dibujo. Permanece algún
tiempo seguramente con la familia Bayeu, donde recibe clases de Francisco, así lo
hace constar en Italia, al presentarse al Concurso de Parma. Y regresa a
Zaragoza a finales de año.
Antes de ir
a Madrid, el 7 de noviembre de 1763, su hermano mayor, Tomás Goya, contrajo
matrimonio con Polonia Elizondo, sobrina del Vicario de los Condes de
Sobradiel, el presbítero Lorenzo Elizondo Aznar. En diciembre de 1764, Goya está en Zaragoza, para asistir al
bautizo de su sobrino Manuel. En 1765, Tomas y Polonia no aparecen empadronados
en Zaragoza, ya que viven en el pueblo de Sobradiel, hasta
el año 1787 en que Goya los llama a Madrid, para que lo acompañen, y de paso le
lleven las famosas mulas aragonesas
que le pide a Zapater. Seguramente esta
relación familiar con los Condes de Sobradiel es lo que hace que Goya empiece a
trabajar pictóricamente en Zaragoza,
Sobradiel y Esquedas, Huesca. Toda esta pintura hay que catalogarla a su vuelta
de Madrid, entre 1764 y 1766. Su padre ya no tiene casa propia, van de un
sitio a otro de la ciudad, así es que
Goya tiene que buscarse la vida con los pinceles y muy posiblemente junto a su
maestro, y comienza a ayudarle en la
preparación de sus obras, y también a
producir sus primeros murales, como el Relicario
de Fuendetodos y las pechinas de Luesma, Calatayud, Muel y Remolinos, donde el joven pintor se
siente a gusto con el muro, lo que le llevará a ser uno de los grandes
muralistas de la historia del arte. A la
vez Luzán pinta óleos para estas Iglesias.
Los cuadros devocionales eran
normales en el comercio de la
época y Goya los pinta para vender, como
son Santa Pantaria, San Blas, Santo Domingo, la Virgen del
Pilar, la Virgen del Tremedal, o
la Triple Generación, que por la forma en que están tratadas las
figuras, se acerca mucho al estilo de su
maestro Luzan, el único que reconoce en su vejez.
En el año
1766 se convoca el Concurso de pintura de primera
clase en la Academia de San Fernando de Madrid, con el tema de Marta, Emperatriz de Constantinopla,…..se disponía de un plazo de
siete meses, del 5 de enero a julio de 1766.
El primer premio fue para Ramón Bayeu. Lienzo expuesto en Zaragoza, en
la exposición de Goya joven. No
existe la pintura de Goya, porque no se presentó, por motivos económicos o de
trabajo. En ese momento se encuentra en Calatayud pintando en San Juan el
Real las pechinas junto a su maestro
Luzán, quien en el crucero pinta dos cuadros. El joven pinta en las alturas. También
se había producido el “Motín de Esquilache”, una revuelta en Madrid en marzo de 1766 siendo Rey Carlos III. España
estaba en crisis, especialmente se reclamaba por la carestía del pan, y en 1767
se produce en Zaragoza el “ Motín del
pan”. A continuación le echan la culpa
de la situación a los Jesuitas, que son expulsados en 1767 por ser considerados los instigadores
de motines populares. Así es que Goya no se movió de Zaragoza, como él
mismo nos cuenta: Hasta el año 1769 que pasó a la Corte de Roma a estudiar en la Academia
de Diseño para adelantamientos de la pintura donde se mantuvo dos años.
El 21 de
noviembre de 1986 en el Museo Instituto Camón Aznar de Zaragoza se realizó una
gran exposición que se denominó Goya
Joven. El impulsor y comisario
fue el profesor y catedrático José
Rogelio Buendía, y la coordinación estuvo a cargo de Pilar Camón Alvarez.
Escribieron textos para el catálogo
Federico Torralba, Arturo Ansón, Jose
Manuel Arnáiz, José Milicua, José Luis
Morales y nosotros presentamos un texto
titulado Acerca de las técnicas pictóricas de Francisco de Goya, los Bayeu y José Luzán. En la muestra se ofrecieron propuestas interesantes y fue el detonante
para estudiar al Goya joven en Zaragoza. Una de las novedades que se presentaron fue el cuadro
de San Luis Gonzaga, patrono de la
juventud, procedente de la Ermita de Jaraba, hoy en la sala Goya del Museo de
Zaragoza. Un retrato de Anciano,
de Cabañas de Ebro, que está depositado en el Palacio Arzobispal. Se expusieron
por primera vez los cuadros de La Triple Generación, San Antonio Abad, Descendimiento de Cristo, Sacrificio a Pan, Sacrificio a Vesta, San
Cayetano y San Vicente Ferrer de los Condes de Sobradiel, la Virgen
del Pilar, Muerte de San Francisco Javier,
el Bautismo de Cristo, Esopo, Menipo, y finalmente dos cartones para los
tapices de Goya, La caza de la codorniz y Perros en trailla, y como gran novedad,
se exhibió el boceto de Aníbal vencedor cruzando los Alpes, el cual dio pie para localizar el cuadro
grande original de la colección Selgas
Fajalde de Cudillero. Goya joven estuvo arropado por artistas de su tiempo, como maestros y
compañeros, entre ellos, José Luzán, los
Bayeu, Antonio González Velázquez, Conrado Giaquinto, Salvador Maella y José del Castillo.
Actualmente en
el mismo espacio expositivo, hoy Museo
Goya-Ibercaja, se encuentra una exposición
titulada Goya Zaragoza, 1746-1775, donde se encuentran las mismas obras de Goya y seis cuadros de
nueva atribución, cuatro de ellos pertenecientes a colecciones particulares. En
la anterior muestra de 1986 se expusieron obras como de Goya, cuya
atribución no ha resistido el paso del
tiempo. Cuando Goya fue a Roma comenzó a pintar de su invención, como lo
demuestra el Aníbal vencedor y La Gloria. Hay en
este nuevo espacio cuatro cuadros de una iconografía del siglo XVII, y en el tiempo que están datados Goya ya pinta de su invención, no copia estampas, que
por su forma pictórica, su colorido, su composición académica, son de un taller
madrileño cercano al de González Velázquez e hijos. Se titulan Virgen
con San Joaquín y Santa Ana y La
Piedad. Se presentan otras dos pinturas definidas como “delicadas y
sentimentales”, amparadas por el Museo
del Prado, parecen de similar taller. Son Virgen con niño y Sagrada Familia.
Están datadas en 1772-1773. Leemos
en el catálogo la siguiente frase: ….para
atribuirle obras tardías, como las del Palacio de Sobradiel, que llegaron sin documentación alguna al catálogo
de Goya….., estas obras tienen la misma
característica, también son obras de taller con iconografía del siglo XVII florentino, mas bien de los alumnos y
seguidores de Carlo Dolci (Florencia, 1616-1686), o de Agnese, su hija. Goya no
estuvo en Florencia, ni nombra a este pintor que ha sido copiado e imitado
hasta el siglo XIX, por su dulzona interpretación
iconográfica de la Virgen. El primero es de aceptable mano; la segunda obra,
presentada a destiempo en la exposición, la Sagrada
Familia, tiene fallos pictóricos lamentables,
como es el paño que cubre al niño y la desproporcionada cabeza de San José, que Goya nunca aceptaría en su obra y menos en
los años 1774-75. Compárese con el maravilloso
Autorretrato
de recién casado con el que culmina
la exposición, ese Goya que nos mira desde el infinito y nos transporta a la
belleza del verdadero arte.
Carlos Barboza
Vargas y Teresa Grasa Jordán
Restauradores,
Facultad de Bellas Artes de San Fernando.
UNESCO, Roma.
Miembros de
ICOM.



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