miércoles, 22 de abril de 2015

EL QUIJOTE DE MIGUEL DE CERVANTES, EN ZARAGOZA, SEGUNDA PARTE, 1615


EL QUIJOTE DE MIGUEL DE CERVANTES, EN ZARAGOZA, SEGUNDA PARTE, 1615

En el año 2005, con motivo de los cuatrocientos años  de la  publicación de  El Quijote, primera parte, inicie una serie de dibujos ilustrando el paso de Don Quijote y Sancho  Panza por el Reino de Aragón, en especial, por la provincia de Zaragoza.  Después de múltiples dibujos escogí  capítulos del libro que podían  representar  este acontecimiento en tierras aragonesas, y son los siguientes:

Capítulo XXVI
Donde prosigue la graciosa aventura del titiritero con otras cosas en verdad harto buenas.
“Callaron todos, tirios y troyanos”, quiero decir,  pendientes estaban todos los que el retablo miraban de la boca del declarador de sus maravillas,  cuando se oyeron sonar cantidad de atabales y trompetas y dispararse mucha artillería, cuyo rumor paso en tiempo breve, y luego alzó la voz el muchacho y dijo…….…. Vuelvan vuestras mercedes los ojos a aquella torre que allí parece, que se presupone que es una de las torres del alcázar de Zaragoza, que ahora llaman la Aljafería,  y aquella dama en aquel balcón parece vestida a lo moro es la sin par Melisendra, que desde allí muchas veces se ponía a mirar el camino de Francia, y, puesta la imaginación en París y en su esposo, se consolaba en su cautiverio.

El siguiente Capítulo XXVII  nos dice:
Donde se da cuenta de quienes eran maese Pedro y su mono, con el mal suceso que Don Quijote tuvo en la aventura  del rebuzno, que no acabó como él quisiera y como tenía pensado …..
Este Ginés, pues, temeroso de no ser hallado de la justicia, que lo buscaba para castigarle de sus infinitas bellaquerías y delitos, que fueron tantos y tales que el mismo compuso un gran volumen contándolos, determinó pasarse  al Reino de Aragón y cubrirse el ojo izquierdo acomodándose al oficio de titiritero…..
……Y volviendo don Quijote de la Mancha, digo que después de haber salido de la venta determinó de ver primero las riberas del río Ebro y todos aquellos contornos, antes de entrar en la ciudad de Zaragoza, pues le daba tiempo para todo el mucho que le faltaba desde allí  a las justas. Con esta intención siguió su camino por el cual anduvo dos día sin acontecerle cosa digna de ponerse en escritura, hasta que el tercero, al subir a una loma, oyó un gran rumor de tambores de trompetas y arcabuces…
Mas adelante, en el Capítulo XIX 
De la famosa aventura del barco encantado. 
Por sus pasos contados y por contar, dos días después que salieron de la alameda llegaron don Quijote y Sancho al rio Ebro, y al verle fue de gran gusto a don Quijote, porque contempló y miró en el la amenidad de sus riberas, la claridad de sus aguas, el sosiego de su curso y la abundancia de sus líquidos cristales, cuya alegre vista renovó en su memoria mil amorosos pensamientos…..
Mas tarde El Quijote y Sancho se encuentran con la Duquesa que lo lleva  a residir a su Palacio, donde le suceden  múltiples aventuras especialmente amorosas y surrealistas, provocadas por  los Duques, (posiblemente los de Villahermosa, ubicados en Pedrola, cerca del  río  Ebro).  Y la mayor aventura fue la del caballo de madera, Clavileño, en la cual nuestros personajes viajan por el aire y Sancho comienza a contar las historias al estilo de su amo.
En el Capítulo XLI no la narra Cervantes de la siguiente forma:
De la venida de Clavileño, con el fin de esta dilatada aventura.
Llegó en esto la noche  y con ella el punto determinado en que el famoso caballo Clavileño viniese, cuya tardanza fatigaba ya a Don Quijote pareciéndole que pues  Malambruno se detenía en enviarle, o el no era caballero para quien  estaba guardada  aquella aventura  o  que Malambruno  no osaba venir con él  a singular batalla. …..
……Y así era ello, que unos grandes fuelles estaban haciendo aire;  también trazada estaba la tal aventura que el Duque y la Duquesa    y su mayordomo, que no falto requisito que la dejase de hacer perfecta. Sintiéndose   pues, soplar  Don Quijote, dijo:   - Sin duda alguna, Sancho, que ya debemos de llegar  a la segunda región del aire donde se engendra el granizo y las nieves;  los truenos, los relámpagos, y los rayos que se engendran en la tercera región;  y así es que de esta manera  vamos subiendo,  presto daremos en la región del fuego,  y no sé yo, cómo templar esta clavija  para que no subamos donde nos abracemos……
……Todas estas pláticas  de los dos valientes  oían  el duque y  la duquesa  y los del jardín , de que recibían extraordinario contento;   y queriendo dar remate  a la estraña  y bien fabricada aventura,  por la cola de Clavileño le pegaron fuego con unas  estopas  y a punto  por estar el caballo lleno de cohetes tronadores,  voló por los aires con extraño ruido y dio con Don Quijote  y con Sancho panza en el suelo,  medio chamuscados…….
Después de esta aventura de Clavileño, Sancho Panza reclama el gobierno de su Ínsula,  (Alcalá de Ebro, llamada por Cervantes Ínsula Barataria) . El Quijote le da consejos de lo que debe ser un buen gobernador y en el Capítulo XLVII  lo encontramos instalado  y gobernando.
Donde se prosigue como se portaba Sancho Panza en su gobierno
Cuenta la historia que desde el Juzgado llevaron a Sancho Panza a un suntuoso palacio,  a donde en una gran sala estaba puesta una real y limpísima mesa;   y asi  como Sancho entró en la sala sonaron  chirimías  y salieron cuatro pajes  a darle aguamanos, que Sancho recibió con mucha gravedad. Cesó la música,  sentándose Sancho  a la cabecera de la mesa,  porque no había mas que aquel asiento,  y no otro servicio en toda ella,…………levantaron  una riquísima y blanca toalla con  que estaban cubiertas las frutas y mucha diversidad de platos de diversos manjares,…..
Después de estas aventuras  en Zaragoza y disgustado por la publicación de El Quijote apócrifo de Avellaneda que se lo enseñan en una venta cerca de Zaragoza,  decide no ir a las Justas de esta ciudad  y escoge ir a las de Barcelona, es decir, todo este rico   despliegue de aventuras y situaciones sucedieron en el Reino de Aragón, siendo  publicado en 1615  hace cuatrocientos años. Lean El Quijote, alma de España,  y disfruten con las aventuras de este caballero que vivió loco y murió cuerdo.  
Carlos Barboza   Vargas




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