DALÍ,
ILUSTRADOR Y GRABADOR, EN EL PALACIO DE SÁSTAGO DE ZARAGOZA
El Divino
Dalí y el Divino Bayeu tuvieron un problema, nacieron en su misma época dos genios, el
malagueño Picasso y el de Fuendetodos, Goya.
Dalí siempre quiso imitar a
Picasso, cuando era estudiante en la Escuela de San Fernando de Madrid, su meta
pictórica era realizar obras cubistas, como el andaluz. En su primer viaje a
París lo primero que hizo fue visitarlo antes que al Louvre, como le dijo.
Picasso lo introdujo en el grupo surrealista, capitaneado en aquellas fechas
por Bretón y junto a estos, da un giro de 180º a su forma de hacer
convirtiéndose en uno de los mas renombrados surrealistas, no sólo por su obra
sino también pos sus actuaciones, especialmente cuando se traslada a Nueva
York. Dalí, al igual que Picasso
utiliza todas las técnicas pictóricas y una de ellas es la obra gráfica. Se aprovecha también de las nuevas
tecnologías que es lo que podemos
estudiar en la exposición que se realiza en el Palacio de Sástago de Zaragoza con el título Salvador Dalí, imágenes de
historia, con la colaboración de la Fundación Museo de Artes, Riveira, La Coruña.
Se exponen
las reproducciones de las acuarelas que hizo para ilustrar la primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la
Mancha que se publicó en Buenos
Aires, Argentina, por la Editorial Emecé entre 1957-58. Estas mismas
ilustraciones fueron anteriormente publicadas en una edición de Random House de
Nueva York, en 1946. El segundo volumen
de El Quixote cuyas aventuras transcurren la mayor parte en el Reino de Aragón,
en Zaragoza, junto al Ebro y en Barcelona donde es vencido el caballero y
vuelve a su tierra natal, la Mancha.
Estos capítulos fueron ilustrados por el pintor argentino Carlos Alonso,
con veinte litografías y dibujos en el texto.
Las diez acuarelas de Dalí y los treinta dibujos en blanco y negro fueron trasladadas a esta publicación por
medio de offset. Este método gráfico fue inventado a finales del siglo XIX y se citan a dos
impresores, Robert Barclay, inglés y Gaspar
Hermann, alemán, pero el que
descubre casualmente la forma de llevar la imagen al papel fue el impresor W. Rubel en Estados Unidos en
1904. Esta técnica trabaja a base de
rodillos siguiendo el mismo principio de la litografía, pero con plancha
metálica y tintas oleosas, y se desarrolla paralelamente al fotograbado que es
técnicamente similar a la xilografía.
En los años cuarenta del siglo veinte el offset va desplazando al
fotograbado por la gran calidad que se obtiene al reproducir una obra a cuatro
colores con tintas industriales como son el cian, magenta, amarillo y negro; el
blanco lo da el papel, es lo que se llama, cuatricromía. Se exponen ejemplos de
la división de color en la Exposición de Dalí y en el libro original hay un
cuadernillo con las reproducciones independiente del texto donde se muestra el proceso de la incorporación
de los distintos colores, en papeles separados, para mostrar la evolución y el dominio del proceso de offset, este era
toda una novedad en la época y Dalí lo sabía. Anteriormente
las acuarelas se fotografían separando los distintos tonos impresos en
unas gelatinas de plástico transparente donde se sensibilizan los pequeños puntos en
línea o trama, que se llaman fotolito. Una vez obtenida
la separación del color en distintos fotolitos, se proyecta con una luz
ultravioleta sobre la plancha metálica de aluminio anodizado, muy fina, para
poder adaptarla al rodillo, recubierta con una emulsión sensible lipofílica. Una vez grabada la imagen del color y
entintada, ésta se transporta a otro
rodillo con base de caucho que es el que tiene contacto con el papel, para cada color se necesita una plancha
metálica diferente. Todo este proceso
fotomecánico se necesito para que podamos disfrutar de las acuarelas de
Dalí que se exponen en el Palacio de
Sástago. La imagen quijotesca que nos transmite el pintor del
Ampurdán, es de una estilización de los
personajes jugando con las sombras
reflejadas que nos dan una sensación de atardecer con espacios amplios pero
algunos de composición muy barroca y misteriosa, todo sucede cuando el día
termina y empieza la noche y los sueños.
La segunda serie gráfica la titulan Salvador
Dalí, sobre Pantagruel de Francois Rabelais. Rabelais fue un sacerdote médico y escritor francés
que nació cerca de 1495 en la provincia
de Turena. Tras su retiro de la Abadía
ejerce de sacerdote secular en Lyon donde por llevar una vida licenciosa fue cesado como médico. Pero Lyon en el siglo XVI era un importante centro cultural con imprentas famosas, así que
Rabelais puede publicar su famosa obra en
cinco libros sobre al vida de Gargantúa y Pantagruel, apareciendo su primer libro
en 1532, el cual fue traducido a las lenguas europeas, siendo esta obra una sátira
de la sociedad de su época, llena de fantasía y situaciones absurdas. En 1565 una vez muerto el autor, el editor Richard Breton en París reelaboró la edición con xilografías del
grabador francés François Desprez, cuyas imágenes están basadas en el estilo gráfico
anterior, para crear unos personajes muy de la estética de El Bosco. Luego las láminas se publicaron sin texto, y la
serie consta de 120 grabados en madera, xilografías. Dalí conoce esta obra y reelabora
veinticinco imágenes de esta edición y les añade imágenes de su
cosecha como son los desnudos femeninos con sus genitales, hombres con penes alargados,
escatología de excrementos, semen, babas, y demás fluidos del cuerpo. También aparecen carneros, dragones, cocodrilos, elefantes, ratones,
lechuzas, ojos, calaveras, ruedas, la Muerte, cucharas, cuchillos, Obispos, y
todo su mundo de pesadilla y violencia, convirtiendo la simple composición de
una figura en el espacio, en un
abigarrado barroquismo daliniano. Estas zincografías
sobre papel japonés les introduce el
anagrama Gala - Dalí, con una corona de
rey. Luego las firma a lápiz.
La última serie expuesta se titula Salvador Dalí sobre Fábulas de Jean de
Lafontaine.
Consta de doce grabados al aguafuerte y
punta seca coloreados con plantilla. Se
basa Dalí en un grabador francés Jean Grandville, que ilustró estas fábulas y
las publicó en 1855. En estas obras el
catalán trabaja el grabado calcográfico con un dibujo simple pero blando y sin la fuerza de la anterior serie y a esto si añadimos unos
colores pastel que debilitan su mensaje, estos grabados son mas un trabajo de
taller calcográfico que del artista. Fue publicada en 1974. Dalí tenía una imaginación desbordante para
escribir, hacer cine, actuar y crear obras plásticas, pero como era un hombre
inteligente sabía de sus limitaciones como pintor, por eso tiene la obsesión de
incidir en la obra de los demás artistas, entrar
en su mundo, no para estudiarlo y
llevarlo a su terreno, sino para sentirse un creador clásico. Lo hizo luego de una forma directa con los Caprichos
de Goya, en reproducción heliográfica.
Se mete dentro del mundo goyesco y quiere compararse con el genio, y en este
caso me recuerda la frase de Rodin: Debajo de un gran árbol no crece ni hierba.
Carlos Barboza Vargas.
Archivo Barboza Grasa.


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