DESASTRES DE LA GUERRA DOS,
VIETNAM 1968
Me cuesta
pintar, grabar o escribir en negativo. El ver la sección de sucesos de los
periódicos y telediarios, es como traspasar la puerta del infierno, al
igual que hizo Dante Alighieri en 1314,
que fue descendiendo a los infiernos donde las pasiones humanas, los vicios y
los bajos instintos van apareciendo en
los diversos círculos. El hombre tiene
una parte de negativo y en las distintas guerras es donde se desata, como diría mi madre, el
diablo y la muerte que andan sueltos.
Pero gracias a los reporteros gráficos de guerra que traspasan esa puerta, como lo hizo Dante
junto a Virgilio, y nos documentan y
transportan a los distintos medios actuales
para que podamos sensibilizarnos
ante el dolor de los que no pueden defenderse o los que huyen a refugiarse en
otras tierras, los fusilados, las tumbas
comunes, y últimamente, los secuestrados que luego son degollados ante el
público de la ultima tecnología digital,
internet. El poeta de Costa Rica Jorge
Debravo escribió:
….Cogería las guerras de la punta
y no dejaría una en el paisaje
y abriría la tierra para todos
como si fuera el aire…..
Los reporteros
gráficos de guerra nacen con la invención de la cámara fotográfica y a algunos
les ha costado la vida documentar el
lado negativo del hombre. En el siglo XX tenemos algunos ejemplos, como una
mujer Gerda Taro, compañera de Capa, que documentando la Guerra Civil
española, muere aplastada por un tanque
en El Escorial, en el año 1937. Mas
tarde otro gran fotógrafo, Robert Capa,
cubriendo la Guerra de Vietnam, perteneciendo al equipo de fotógrafos de la
Agencia Magnum Photos, y acompañando a una expedición del ejército francés en
Indochina, se bajó de un jeep para
fotografiar lo mas próximo el objeto de
su interés, pisando una mina que le voló la pierna y le hirió en el pecho;
murió poco después. Es el primer
corresponsal americano muerto en Vietnam. Las fotos de Capa y Gerda Taro son iconos de la lucha y el dolor del
ser humano que busca su dignidad frente a la barbarie.
Costa Rica
se encontraba muy lejos de este espectáculo pero como esta fue la primera
guerra televisada podíamos asistir atónitos
a la barbarie casi en directo. La Guerra en Indochina la iniciaron los franceses que tenían
colonizada la zona desde el siglo XVIII, se inicia la guerra en 1959 pero Francia no
puede controlar a los hombres controlados
por Ho Chi Min y los comunistas, y pide ayuda a los norteamericanos que
desembarcan a los marines en la base de
Da Nang en 1965. Esta guerra produjo casi cinco millones de muertos en ambos
bandos, se emplearon armas químicas, y grandes violaciones de los derechos
humanos. Todos estos reportajes se publicaban en la televisión y la prensa
diaria y los jóvenes artistas y escritores comentábamos el acontecimiento en el Círculo de Poetas. Costa Rica ha sido y es un país pacifista, sin
ejército, y nosotros queríamos la paz, así lo expresábamos en nuestras pinturas
y grabados basados en las imágenes que nos llegaban de estos reporteros
gráficos de guerra, cuyas imágenes reinterpretábamos. En mi caso, hice una serie de xilografías que
titulé No más Vietnam en 1968. Esta guerra termina en 1979 y el director de
cine Francis Ford Copola resume lo que fue esta contienda en una gran película
titulada Apocalypse now, con Marlon
Brando como protagonista y con música de Wagner.
Hoy estamos
en el siglo XXI, en el año 2014, y veo
que estos pequeños grabados de nada han servido, al intención por la paz en ellos
no llega, al igual que pedía Picasso con
su paloma. Los señores de la guerra
tienen que vender las armas que fabrican. El ultimo acontecimiento de cómo
utilizar los medios digitales para
difundir el terror es la degollación de los dos reporteros gráficos
norteamericanos, James Foley y Steven Sottoff. Estas imágenes me
recuerdan un poema titulado Torturado de mi amigo Jorge Debravo publicado en su
libro Nosotros los hombres en 1966,
dice:
Sucede que
en la noche, cuando sólo se oye,
áspero
y asustado, el jadeo del mundo
y
el golpe amargo y duro del corazón de Dios,
me
sobresalta el grito de alguien que padece,
de
alguno que parece morir estrangulado en medio de dos puertas,
o
morir degollado escuchando la muerte
temporal de
las olas a la orilla del mar……
La Biblia está
llena de relatos de degollaciones como la de David y Goliat, Judit y
Holofernes, Salomé y San Juan Bautista. En la historia de Aragón, La Campana de Huesca, y en el inicio de
la democracia en la Francia del XVIII, la guillotina. Este último acontecimiento de la degollación
de los dos periodistas norteamericanos, es un mensaje de lo que se llama, “matar al mensajero”,
para que no informen sobre la violación de los derechos humanos. No más Vietnam…
Carlos
Barboza Vargas



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