En el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza se encuentra una exposición dedicada a las artes plásticas en especial, la pintura, realizada por mujeres con el título: Pintoras en España 1859-1926, de María Luisa de la Riva a Maruja Mallo, donde exponen 23 pintoras de finales del siglo XIX y principios del XX, con un total de 65 obras. La temática es muy diversa ya que encontramos bodegones con flores, paisajes con figura, temas sociales, desnudos femeninos, retratos, cubismo, suprematismo, orfismo, y surrealismo. Utilizan la técnica del óleo, acuarela, el dibujo a tinta y lápiz, pastel, y xilografía, todo un conjunto de obras para admirar a estas artistas tanto en su lenguaje como en su técnica.
Recorriendo
esta exposición he comenzado a pensar en las grandes pintoras que han aportado
su quehacer desde la óptica femenina. Hay en este campo pioneras como Sofonisba
Anguissola, nacida en 1533 o Artemisa Gentileschi, gran tenebrista caravaggiesca
del siglo XVII, Rosalba Carriera, que desarrolla su obra en Venecia a
principios del siglo XVIII, y en Francia en este mismo siglo, se dan una serie
de pintoras con una mentalidad muy profesional, como es el caso de Élisabeth
Vigée-Lebrun, 1755-1842, quien tiene una
larga y apasionante carrera pictórica de
gran belleza plástica, que unida a su interesante biografía de éxito en la
Corte de María Antonieta, la Revolución Francesa y el exilio en Italia y otros
países europeos. Hay que leer su biografía. Margarita Gerard, una gran pintora
muy ligada al mundo de Fragonard, ambos de Grasse.
En la España
del siglo XVIII la Academia de San Fernando, de una forma pionera en Europa,
creo unos títulos que llamó Académico de Honor y de Mérito, para fomentar la educación estética en los
ciudadanos y se otorgaban presentando trabajos pictóricos dignos de tal título.
Podían concurrir artistas de ambos sexos y aficionados de diversas clases
sociales. Se presentaron al mismo en su mayoría mujeres ya que estas no podían
acceder a las clases de la Escuela ni al Dibujo natural de desnudo y sólo
se les permitía la realización de
bodegones, paisajes, retratos y copias. Pero este título les permitía
ejercer la enseñanza de la pintura y
dibujo a niñas. En el año 1766 las
Académicas contaban con 10 pintoras y una Presidenta de Honor, como lo fue
Mariana Urriés Pignatelli. También tuvo este título María Tomasa Palafox y
Portocarrero, Marquesa de Villafranca, muy ligada a Aragón y a Goya, quien la
pintó en 1804 ejerciendo su oficio de pintora, haciendo un retrato de su marido
el marqués. Otra de las sobresalientes
Académicas fue Rosarito Weiss, (-considérala
mi hija-), que nació en la Quinta
del Sordo en 1814, vivió con el en Burdeos y le enseñó a pintar, matriculándola
en una Academia. A la muerte del genio regresa a España y ejerce como Académica
de Honor dando clases a la futura Reina Isabel II. Muere en 1843.
La
Exposición en el Paraninfo casi unifica con la pionera Rosarito, pues Maria
Luisa De la Riva nace en 1859 y es la pintora escogida para dar cuerpo a estas
creativas del siglo XIX y XX. Cuando vi pinturas de esta pintora en el mercado
aragonés me llamó la atención su agilidad pictórica y la forma misteriosa de
ubicar los bodegones en el espacio, tenían un aire de nostalgia romántica muy
similar a la forma de pintar los artistas de Barbizón. Pude adquirir un photograme o huecograbado firmado, de una obra suya, que en esta
exposición he podido ver la pintura original y me ha sorprendido el registro
pictórico de este cuadro, muy diferente a como se plantea sus bodegones, tiene
un estudio de la luz y el color muy impresionista con una jugosidad de la pincelada muy
avanzada, fue pintado en Madrid en 1887 y el photograme que fue impreso
en Wienz, en 1888, seguramente ya esta
pensando en París y en esa pintura
impresionista que se impone en el
arte. Para mi es la obra maestra sin quitar mérito al cuadro Uvas
y granadas de 1904, que pertenece al Museo del Prado, donde la pincelada si
se mira de cerca tiene cualidades abstractas, es una demostración del buen
hacer pictórico y técnico de la
artista. En el París de esa época, la
mujeres pintoras impresionistas como Berthe Morisot, Marie Cassat, Eva
González, o la escultora Camille Claudel, están
aportando frescura al movimiento artístico mas importante de finales del
ochocientos.
Dentro de
las obras presentadas me llamó la atención el Desnudo femenino, de espaldas mirándose a un espejo, de la pintora
Aurelia Navarro, que sin ser copia se inspira en La Venus del espejo de Velázquez, tema poco usual en la pintura
femenina pero este tiene un tratamiento del color en la piel rico de matices
logrando crear la atmósfera del espacio,
es decir, la perspectiva aérea. Irrumpe
el siglo XX y la mujer busca su sitio en las artes plásticas, y esto lo logra la gran María Blanchard, que
se va a París y se integra en el
movimiento cubista y sus cuadros junto
con los de Juan Gris, tienen una fuerza pictórica y matemática. La exposición termina con Maruja Mallo en el
Madrid revolucionario del 1927, quien participa con poetas y pintores.
Es una surrealista vital de gran colorido y dominio de su oficio que lleva a
hacer suyos todos los temas que trata. También exponen su obra las artistas Alejandrina Gessler, Adela Ginés, Emilia Villaroya, Julia Alcay, Fernanda Francés, Carolina del Castillo, Marcelina Poncela, Antonia Farreras, María Luisa Puiggener, Luisa Vidal, María Roësset, Marie Laurencin, Elvira Malagarriga, Olga Sacharoff, Carmen Corredeira, Victoria Malinowska, Nora Borges y Marisa Roësset y Velasco.
España y
Aragón continúan produciendo mujeres pintoras y como ejemplo en Zaragoza
tenemos una buena muestra de ello, que
han continuado su fe en el arte, como lo hizo María Luisa de la Riva. En la última mitad del siglo XX encontramos aquí pintoras como María Pilar Burges,
Maite Ubide, Julia Dorado, Teresa Grasa
Jordán, Ada y Cristina Remacha, Nati y María
Angeles Cañada, Iris Lázaro, María José
Peyrolón, Isabel Lorén Ros,… en fin, un largo etc, que podemos encontrar en dos libros, el de Artistas contemporáneas en España, de
Raúl Chávarri, editado por Gavart, Madrid, 1976, y el de Pintoras aragonesas contemporáneas 1960-1990, del historiador
Jaime Esaín Escobar, editado por Ibercaja en 1990. El catálogo de la
exposición da una buena idea de este movimiento pictórico de la mujer en el
arte y está escrito por Magdalena Illán, Estrella De Diego, Charlotte Foucher, y Concha Lomba. Hay que comprarlo
para comprender la exposición del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.
Carlos
Barboza Vargas
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