El 24 de julio de 1968 salía del aeropuerto Juan Santamaría de San José rumbo a México en un avión de Lacsa, para viajar a Europa con una Beca-Taller de la Dirección General de Artes y Letras,- hoy Ministerio de Cultura,- con el fin de estudiar en España grabado calcográfico. Después de viajar por Europa el 25 de agosto entraba a Madrid por el aeropuerto de Barajas procedente de París. Me esperaba el pintor y amigo de Costa Rica Antonio Arroyo, quien residía en Madrid en la Pensión Leonesa, en la Costanilla de los Ángeles, entre el Teatro Real y la Plaza Mayor, regentada por Severino y Maruja, procedentes de Galicia. Como era verano y los cursos no habían comenzado, Arroyo hizo de cicerone para recorrer el Madrid de los Austrias, sus calles, tascas y sus Museos, como El Prado, la Academia de San Fernando, Fundacion Lázaro Galdeano, y las pocas galerías particulares que había en aquel tiempo, como eran la Juana Mordó o la Seiquer. Visitamos el Toledo de El Greco, Segovia, Avila, la Granja, y los alrededores de Madrid.
Mientras
convalidaba mis estudios tanto Arroyo como yo, nos matriculamos en los cursos
de Pintura libre de la Escuela de San Fernando, impartidos por el profesor
Vargas Ruiz, y en el Círculo de Bellas Artes.
Dichas matriculas las envié a Costa Rica para dar trámite a la Beca, y
el 28 de octubre la Dirección General acordó girar de inmediato los 100
dólares, que en aquel tiempo eran unas 7000 pesetas, las que me permitían
vivir, estudiar, comprar materiales y ahorrar para viajar, es decir, que pasé
tres meses en Madrid con el dinero que traía y gracias a los caseros, Severino
y Maruja, que me dieron crédito, hasta
que llegó el dinero de la Beca. Los trámites burocráticos eran lentos, y los correos también.
La dirección
del Círculo de Bellas Artes sensible al interés que el grabado despertaba de
nuevo en los artistas y galerías, ya que había gran interés en la práctica de
esta antigua técnica, instaló junto a las salas de dibujo de desnudo al natural
en el torreón, un taller de grabado calcográfico, con todo lo necesario para
practicar esta técnica, con un estupendo tórculo y ejercían de profesores
dos grandes grabadores españoles, el madrileño Antonio Marcoida y el
aragonés Alberto Duce. El 2 de diciembre me matriculé para aprender esta
técnica que era el motivo por el que me trasladé a España ya que en Costa Rica
no existían este tipo de talleres y tuve la suerte de empezar con dos grandes
dominadores de las técnicas calcográficas, y con el paso del tiempo nos
convertimos en colegas y amigos.
Desde los
grandes ventanales del torreón del Círculo se podía admirar Madrid y una luz de
tarde iluminaba la instalación ya que el Curso era por las tardes y como por el
momento éramos pocos los alumnos se trabajaba muy cómodamente y los profesores
se convirtieron en compañeros y nos ayudaban a estampar nuestros grabados sobre
planchas de metal. Era una gozada ver trabajar sus grabados a Marcoida, y como
era un gran dibujante no he visto todavía ninguno plantarse sobre una plancha
de cobre y con un punzón de acero, sin dibujo previo, comenzar a dibujar sobre
el metal sin vacilaciones, terminaba esas delicadas puntas secas con temas humanos casi al borde
del surrealismo. Luego las estampábamos y quedaba el dibujo perfecto todavía
guardo una copia que me regaló.
Alberto Duce
trabajaba la plancha después de tener la temática dibujada y estudiada de
antemano. Preparaba la plancha con barniz protector y al igual que Goya,
impresionaba el dibujo sobre el barniz y después, con un punzón abría el surco
del dibujo sobre la cera para que al introducir la plancha en el agua con ácido
nítrico,-aguafuerte,- pudiese fijar el dibujo en el metal. Luego aplicaba resinas o barnices blandos.
Esta forma de trabajar de ambos me abrió un rico mundo técnico y conceptual que
me hizo decidirme a adentrarme en los misterios de la gráfica calcográfica. Antonio
Marcoida, éramos de la misma generación, me ofreció trabajar con él en su taller
particular para editar obra gráfica. En Zaragoza, donde me trasladé en 1978
junto con la aragonesa grabadora Teresa Grasa para restaurar la pintura mural
de Goya en Aula Dei, aprovechamos la
estancia para poner en funcionamiento en
un local de su padre el fotógrafo Aurelio Grasa, la Galería de Arte Costa,3,
especializada en grabado. En octubre de 1980 Marcoida hizo una exposición
individual de grabado y pinturas en nuestra Galeria, alcanzando gran éxito y difusión en el mundo artístico. Antonio
Marcoida falleció hace 20 años, el 7 de febrero de 1993.
Con el
aragonés Alberto Duce también he tenido un contacto constante. Recuerdo cuando
era su alumno e iba a ir a Paris en un viaje de estudiantes en autobús, el 27
de diciembre de 1968, con Antonio
Arroyo, me encargó que le compara barnices y tintas en la famosa casa
Charbonell, que quedaba junto al Sena, con
Nôtre Dame al fondo, desde donde la pintaba Matisse y Marquet. Mas tarde se vino a vivir definitivamente a
Zaragoza su ciudad, y en diciembre de 1982 en nuestra Galería Costa,3 hizo una gran exposición de su obra gráfica,
el publico zaragozano se volcó con el artista.
Vivía en la Plaza de Los Sitios, a unos metros de donde yo vivo y casi
todos los días nos veíamos y charlábamos de Arte, desgraciadamente falleció
hace diez años, el 28 de agosto de 2003.
Pero
volvamos al taller del Círculo de Bellas Artes donde aprendí a grabar y realicé en ese año diecisiete grabados
entre los que se encuentran: La abuela leyendo, Vendedora de iguales,
Eva, Autorretrato azul, Joven pareja, El metro a la una y media, Levitación de
Remedios la bella, Primera Comunión, Gótico Costarricense, Esperar, Diálogo,
Adolescente, Dos niños en al ventana, …. En fin, en estas obras apliqué
todas las técnicas que me enseñaron los profesores y luego las envié a Costa
Rica para exponerlas junto con una carta
de Marcoida con el fin de que me prorrogaran la beca para continuar mi
formación. Dicha carta dice: ….
Madrid, 23 5 69
Como Profesor de la clase de
Grabado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, hago constar que el alumno
Carlos Barboza ha asistido con regularidad a las clases de grabado y ha
conseguido un avance en al práctica de este arte, y un aprovechamiento completo
de las enseñanzas, dando muestras de sus grandes posibilidades como grabador.
…. Antonio Rodríguez Marcoida.
Carlos
Barboza Vargas

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