BARBOZA ESTUDIANDO A DEGAS, GAUGUIN, PICASSO, ….EN COSTA RICA
Cuando era estudiante en Costa Rica no había televisión, e internet ni se soñaba, y toda la información cultural la recibíamos a través de los libros, periódicos que eran por lo general en blanco y negro, con reproducciones en fotograbado de trama gruesa y por lo general eran en tonos grises. El color lo veíamos en algunas películas o revistas como LIFE, la cual era un lujo. En cuanto a los libros de arte apenas existían reproducciones en color. Fue en los años sesenta que en la Universidad en la clase de Historia del Arte del profesor Amighetti fue cuando pude ver las obras de los grandes maestros a todo color gracias a las diapositivas que proyectaba en el auditorio universitario, explicándolas. Eso me hizo ir a la biblioteca universitaria a estudiar los libros de arte y el primero que leí completo fue sobre el Arte Moderno del Summa Artis escrito por José Pijuán. Allí tuve conciencia de la maravillosa investigación hecha por los artistas del siglo XX. Luego comenzó a aparecer en las librerías la colección Pequeña Enciclopedia de Arte, de la editorial Gustavo Gili, publicando los primeros libros en 1956, tenía buenas reproducciones de las obras a un precio asequible que comencé a adquirir. Fueron mis primeros maestros y es así que me dediqué a estudiar dibujando las obras de Miguel Angel, Rafael, El Greco, Velázquez, Goya, Rodin, Renoir, Cezanne, Seurat, Van Gogh, Gauguin, Matisse, Picasso, Modigliani,……que los pequeños libros me mostraban.
En cuanto a
ver pintura original era difícil, pues había pocas salas donde los artistas del
país exponían, en especial las exposiciones se realizaban en los salones de los
periódicos y no fue hasta cuando la Direccion General de Cultura abrió una sala
y se comenzó a ver periódicamente Arte. El único Museo que había era el Museo Nacional,
donde se guardaban las joyas del arte indígena y también algo de nuestro pasado
colonial. Allí se podían ver obras de
retratos académicos del español Tomás
Povedano o Enrique Echandi. Yo iba al Museo a copiar las obras de arte prehispánico. Donde uno entraba en contacto con la cultura
europea era en el Teatro Nacional realizado por arquitectos belgas y decorado
por pintores y escultores italianos de
finales del siglo XIX con una estética de estilo neoclásico y decoración
de Art Nouveau. La pintura de los
plafones es una pintura simbolista donde había obras de Tomás Povedano, del
escultor de Costa Rica formado en Italia, Juan Ramón Bonilla con su obra Héroes de la miseria, (Premio Internacional de Milán, 1907). Los plafones
fueron realizados por pintores italianos como Luigi Bignami al que luego le encargaron la decoración de la
opera de Moscú. La Alegoría sobre Costa
Rica de Alejandro Villa, otros de Carlo Ferrario, Arturo Fontana y las
esculturas de mármol de Carrara hechas por Pietro Bulgarelli, Adriático Froli.
Esta carencia de salas donde exponer la obra fue lo que dio lugar en la Casa
del Artista adjunta al Teatro Nacional, donde nació el Grupo Tótem, para
exponer las artes plásticas en plazas y colegios de Costa Rica.
Durante estos años de formación tuve que ponerme a trabajar para pagarme los estudios y el primer destino fue en publicidad, en el departamento de dibujo de Publicidad Bakit. Allí aprendí todo el oficio de publicista de periódicos y de la televisión recién creada en Costa Rica, y así aproveché para estudiar las publicaciones de las grandes agencias internacionales que se editaban a todo lujo en aquella época. También comencé a trabajar con fotografías con el fotógrafo Laínez y a diseñar portadas para la Editorial Costa Rica. Mientars tanto, por al noche seguía matriculado en Bellas Artes en Dibujo y Pintura con Lola Fernández y siguiendo también los cursos de Dibujo arquitectónico impartidos por Felo García. Con ellos aprendí a utilizar los mejores materiales para pintar al óleo de la marca Lucas, pinceles Grumbacher, Windsor & Newton, papeles y cartones de acuarela y dibujo, Arches y Fabriano, lo mejor del mercado.
En estos
años se podía acceder a mejores reproducciones de los pintores como Goya, los
Tapices, o la obra de los Impresionistas y de los Grandes Maestros. Así es que me lancé a estudiar y copiar en acuarela la Siesta
de Gauguin, 1893, en pastel La bailarina con abanico de Degas, 1879,
y en tempera Saltimbanquis de Picasso, 1905.
Los pequeños libros de Gustavo Gili no solo tenían buenas ilustraciones sino
también buenos textos, como por ejemplo, en el dedicado a Matisse fauve por
Giorgio Duthuit…¿las características de
Matisse fauve? Dos, especialmente, aparecieron enseguida: Deformación del dibujo y color puro, es decir,
deformación del color. Una y otra no son
sino medios para el mismo fin: elegir un tema, no para figurarlo, como se hizo
corrientemente hasta entonces, sino para transfigurarlo…….
El Nº 22 dedicado a los desnudos de Renoir, los
cuales me entusiasmaban porque el pintor
usaba la piel femenina como un espejo donde se reflejaba la naturaleza y la luz
que le rodeaba. En el libro de la época azul y rosa de Picasso, lo que mas me
llamó la atención de aquel momento, fue el sentido social de su pintura, así lo
explica Jean Guichard en el libro Picasso de Barcelona a la época rosa:……….en
el año 1905 marca el paso de la época azul a la época rosa, desaparecen
progresivamente los personajes dramáticos, y aparece el tema de los arlequines
y de los saltimbanquis. Arlequín siempre sedujo a los pintores sea por los
recursos plásticos de su indumentaria, sea por la rareza dl personaje…..En
cuanto a Degas, uno de los mayores dibujantes de la historia, sus bailarinas de
ballet tienen el misterio de algo tan fugaz como la danza.
El ver la
obra de Van Gogh y Gauguin continúa siendo hoy día uno de mis mayores placeres.
En el blog Van Gogh y el viaje de Gauguinen Génova, explico mi admiración hacia ellos y en el
reciente video Barboza pintando en CostaRica, 1963-68, se puede apreciar toda la influencia que
estos movimientos y pintores ejercieron sobre mi pintura juvenil en Costa Rica.
Carlos Barboza
Vargas.



No hay comentarios:
Publicar un comentario